Una enfermera, en Brasil, decidió usar unos guantes con agua caliente para envolver la mano de los pacientes de Covid-19 que están intubados, tanto para ayudarlos a recuperar la temperatura como a darles apoyo emocional.
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La enfermera Lidiane Melo, en Río de Janeiro, Brasil, necesitaba medir la saturación de un paciente, pero sus manos estaban tan frías que le resultó imposible hacerlo. Ella trató de calentarlas usando vendas y algodones, pero no lo consiguió.
Fue en ese momento cuando tomó unos guantes, los llenó con agua caliente y los amarró formando "dos manos", para rodear con ellos la mano del paciente. El resultado fue efectivo en los siguientes tres minutos.
"Su mano estaba muy fría. Lo envolví en algodón ortopédico y venda, que es una práctica prevista en enfermería, pero no funcionó. La circulación no mejoró. Pensé en mojarle la mano con agua tibia, pero debido al riesgo de contaminación, la idea no fue buena. Lo pensé un poco más y puse el agua tibia dentro de los guantes quirúrgicos y los envolví en su mano", afirmó Melo.
Esta útil creación fue denominada "la mano de Dios" o "manita de amor". La imagen ha sido viralizada en redes sociales y aplaudida por millones de personas en el mundo.
‘The hand of God’ — nurses trying to comfort isolated patients in a Brazilian Covid isolation ward. Two disposable gloves tied, full of hot water, simulating impossible human contact. Salute to the front liners and a stark reminder of the grim situation our world is in! #MaskUp pic.twitter.com/HgVFwOtg2f
La temperatura de los guantes, no solo solucionaron esta situación clínica, sino que también han dado apoyo emocional a los pacientes, ayudándolos a tranquilizarse.
La enfermera contó el caso de una mujer que estaba a punto de ser intubada y tenía mucho temor de morir, pues no quería dejar a sus dos hijas y dos nietas. En ese momento, ella usó de nuevo los guantes con la paciente y logró tranquilizarla.
"Hice la manita, ella se calmó, dijo que parecía que yo la estaba tomando de la mano, y le dije que no era la mía, que debía pensar que era la mano de Dios, que iba a ayudarla a salir de allí", expresó Melo.