No puedo hablar con demasiada autoridad sobre el Maracanazo porque fue en 1950 y ni siquiera habían nacido mis ‘viejos’. Pero, a través de la lectura y la televisión, he aprendido suficiente para saber de qué se trata: fue la final que un país completo decidió que no podían perder. Fue así como se escucha: el pueblo había tomado la decisión que el Mundial era de ellos.
En ese entonces, por su gran juego en las fases previas y por obra del público y la prensa, Brasil llegó con un favoritismo enorme a la final contra Uruguay. (Y eso que no existían las redes sociales). Los celestes, en cambio, no salían con la idea de ser campeones sino con el objetivo de no ser humillados.
Mientras tanto, los diarios locales ya titulaban ‘Brasil es campeón del Mundo’, se vendía mercadería sobre el título en cualquier esquina y todo estaba preparado para la gran fiesta. El único problema fue que Uruguay sacó motivación de algún lado y a pesar de ir 0-1 por debajo, marcaron dos goles al 66’ y 79’ para remontar y silenciar a todo el Maracaná. Los únicos que celebraron fueron ellos bajo miles de lágrimas incrédulas. Todo fue un caos, la copa se entregó con el protocolo totalmente roto y hasta se reportaron suicidios…
64 años después…
El Mundial está de vuelta en Brasil con un fútbol muy diferente, Internet por todas partes y la FIFA haciendo de las suyas. El caos que es el país anfitrión lo conocemos todos; hay protestas por doquier y una buena parte de la población se opone a la Copa del Mundo. De alguna forma todo eso solo significa más presión sobre los hombres de ‘Felipao’ Scolari. No tiene más opción que ganarlo, cualquier otro resultado sería un fracaso.
Por ejemplo, Gianluigi Buffon asegura que llegar a cuartos de final sería un buen resultado para Italia, mientras Iker Casillas ya advirtió que ‘tienen derecho’ a fallar. Con Brasil no existe eso: entre las manifestaciones y el caos que ha sido la organización, lo mínimo que pueden hacer es ganarlo.
Se da por sentado que pasarán la fase de grupos, así que en octavos de final enfrentarían a quien pase entre España, Holanda, Chile y Australia. Si llegan a cuartos, el escenario para un posible Maracanazo 2.0 comenzará a montarse.
Si retrocedemos a los últimos Mundiales podemos ver que ninguna selección anfitriona llegó con este nivel de presión. Se espera muchísimo de Brasil, los 23 hombres y Scolari deben ganar el título para devolverle alguna alegría a tantísimos inconformes.
Y, si llegan a la final y la pierden, nuestra generación vivirá un poco de 1950 en este año…solo que con Internet y redes sociales incluidas, lo cual le agregará un toque especial.
