Con una mezcla de alegría, tristeza y lluvia, el Estadio Maracaná fue testigo del último baile de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
De alguna forma, el coloso dejó de ser tan “maldito” para Brasil, con la victoria de la selección local en el torneo de fútbol masculino. Esa medalla que logró Neymar enterró, aunque sea un poco, el Maracanazo de 1950.
Como todas las demás, la delegación guatemalteca salió a desfilar en el centro del estadio, aunque esta vez sin ninguna medalla que celebrar.
Quienes sí tenían muchos éxitos que presumir eran los atletas de Estados Unidos, que dominaron absolutamente los Juegos con 121 medallas en total, 46 oros, 37 platas y 38 bronces, casi el doble que el segundo lugar, Gran Bretaña con 67 en total.
La fiesta, marcada por las capas que vestían los atletas debido a la tormenta, estaba inspirada en el famoso carnaval de Río de Janeiro, por lo que los colores abundaron en todos lados.
Al final, después de muchas sonrisas y de mucho baile, el alcalde de Río de Janeiro le entregó la bandera olímpica al gobernador de Tokio, Yuriko Koike, para comenzar así la espera de los Juegos Olímpicos de 2020.
Más de dos semanas después de su apertura, Brasil dejó de estar bajo los ojos del mundo. Los Juegos dejaron todo tipo de momentos, pero en general fueron una muestra de paz y compañerismo entre los atletas, aunque lamentablemente esta vez no vimos nuestra bandera celeste y blanco subiendo lentamente por el asta.