El ministro israelí de Agricultura, Uri Ariel, pretende expulsar a miles de gatos callejeros del país para evitar castrarlos, por considerar que esta práctica viola los preceptos religiosos. Los grupos de defensores de los animales de Israel han puesto el grito en el cielo ante la propuesta del ministro Ariel.
Ariel considera que castrar a los gatos callejeros es un acto cruel que contraviene la ley religiosa judía que exige, según él, cuidar de los animales y permitirles "reproducirse como cualquier otra criatura de Dios".
El ministro ha indignado a los activistas de los derechos de los animales al suspender los programas públicos de castración, en un plan que se ha conocido hoy y que pretende trasladar a miles de gatos a cualquier país que esté dispuesto a aceptarlos.
La iniciativa, que Ariel presentó como solución al Ministerio de Medio Ambiente, se ha encontrado con la oposición de grupos de defensa de los animales que exigen mantener el método tradicional y han iniciado una campaña por medio de la cual ya han recogido más de nueve mil firmas.
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"La castración es un acto de gran importancia para que no nazcan nuevos gatos en este cruel mundo", dijo Orna Banai, una popular actriz y activista, en declaración al servicio de noticias Ynet.
La proliferación de gatos es un conocido problema en Israel, y en los últimos años han sido castrados más de 100 mil para impedir que se reproduzcan.