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Ser policía en Guatemala

  • Por Soy502
02 de julio de 2018, 15:49
El compañero del policía que murió ahogado en la emergencia del Volcán de Fuego habló con Soy502. (Foto: Alejandro Balán/Archivo Soy502) 

El compañero del policía que murió ahogado en la emergencia del Volcán de Fuego habló con Soy502. (Foto: Alejandro Balán/Archivo Soy502) 

Donaldo Chután Enríquez era el nombre de un agente de la Policía Nacional Civil que durante un viaje de ayuda humanitaria para los damnificados del volcán de Fuego fue arrastrado por un río en Escuintla. Murió ahogado.

Hay un pesar muy particular ante la muerte de un policía, un nombre más para el desamparo social que se yergue como una sombra sobre nuestras cabezas.

Es extraño, como ciudadanos mantenemos una relación complicada con la policía. Uno mira un agente en dirección nuestra y pensamos que cualquier cosa puede pasar, y en efecto. 

A muchos de nosotros nos ha detenido la policía en la calle o en la carretera para hacer inspecciones de rutina que nos ponen nerviosos automáticamente. Se ha visto de todo, desde los agentes que quemaron a tres diputados salvadoreños, hasta los personajes que caminan llenos de cenizas en la zona cero del volcán de Fuego. 

De los policías corruptos me limitaré a decir que son parte de una cadena de vicios de la cual nosotros somos un eslabón fundamental: la mordida es una de las mañas más cercanas a la población y uno de los más populares gestos corruptos de la ciudadanía.

De los policías luchadores, responsables y trabajadores se tratan el resto de estas palabras. ¿Cuándo fue la última vez que le agradeció a un policía?

Quizás no se note, pero es una comunidad gigante de guatemaltecos, sí, civiles, que han elegido dedicar su vida a uno de los servicios más delicados de una sociedad: resguardar el orden y la seguridad de un pueblo.

Esto implica, sobretodo en este país, vivir todo el tiempo al borde, entre la muerte y el hambre, durmiendo en colchonetas, entre el debate moral de respetar la ley y la integridad o sumarse a alguna de las mafias enquistadas en la estructura.

Es una carrera ser policía, hay que ir acumulando conocimientos, habilidades y destrezas que piden el cuerpo permanentemente y devuelven, casi siempre como único rédito, un salario miserable que tienen que mandar a sus familias casi siempre lejanas.

Pienso en cuán duro es ser policía en Guatemala y en el descaro del ministro de gobernación actual, Degenhart y su vicemnistro Kamilo Rivera, que están reteniendo –acaso mal utilizando- el bono de antigüedad y otros beneficios que bien ganado tiene el cuerpo policial.

Ver a la policía manifestando por pedir un bono sobradamente ganado es realmente deprimente, no sólo apenas tenemos quien nos cuide sino que por ellos nadie, salvo un gobierno mediocre e improvisado que quiere jugar con la policía a un pequeño ejército, ¡por favor!

De nuestra parte queda, cuando menos, el apoyo moral: seamos sensatos y agradecidos. Ser más comunidad, pensar que nosotros también cuidamos a quien nos cuida. 

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