Estados Unidos y Cuba anunciaron limar asperezas y acabar con más de 50 años de distanciamiento diplomático. La decisión se encuentra en el ojo del huracán del análisis político y económico, donde aún se mide el impacto que podría tener, incluso en Guatemala.
El acuerdo para facilitar la normalización de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, donde el papa Francisco fue uno de los principales mediadores, aún tiene un largo camino por recorrer para llegar al final del embargo económico.
El embargo comercial a Cuba lleva vigente más de medio siglo. El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció que dicho aislamiento a la isla no ha mostrado ningún resultado, por lo que deben intentarse otro tipo de políticas.
Ambas naciones rompieron relaciones diplomáticas en 1931, durante la Guerra Fría, y desde 1977 poseen solo oficinas de intereses en La Habana y Washington. Esta decisión permitirá la reapertura de las embajadas.

Beneficio económico
Carolina Castellanos, directora Ejecutiva de la Cámara de Comercio Guatemalteco-Estadounidense (AmCham, por sus siglas en inglés), comentó que dicha decisión dinamizará la economía estadounidense y al existir una mejoría en ésta, fomentará el incremento en las exportaciones de Guatemala hacia Norteamérica.
Castellanos refirió que Guatemala también podría revisar las condiciones en las que Cuba ha mejorado para ver si se pueden viabilizar más exportaciones hacia la isla.
Largo camino
El anuncio, que fue aplaudido por el Presidente de Guatemala Otto Pérez Molina, manifestando que las relaciones entre ambas naciones mejorará, aún debe recorrer un largo camino en el Congreso estadounidense.
Obama anunció que hablará con el Congreso para remover el embargo a Cuba, ya que debe hacerse mediante una ley. Y señaló que habrá avances en las telecomunicaciones con la isla para favorecer el desarrollo comercial entre ambos países.
Sin embargo, con un Congreso repleto de oposición se prevé que el acuerdo entre EE.UU. y Cuba sea una discusión difícil.
Castellanos refiere que los beneficios económicos no serán inmediatos, pero “más temprano que tarde” comenzarán a sentirse en el país.





