Yo fui de las que se sentó frente al televisor a ver el foro de presidenciables.
Le dí mi tiempo a los candidatos y luego de hacerlo, lo único que puedo decir es esto: me quedaron a deber. Y mucho.
No es culpa del formato, como algunos comentaron. Probablemente todos los formatos pueden mejorarse, pero el problema aquí son los candidatos mismos y el sistema político del que los sacamos.
Para comenzar, hay "no candidatos", como el señor Mario David García, que sabe que sólo está ahí llenando una vacante. Tantas ganas le dedica a la conquista del voto, que perdió precioso tiempo de aire en televisión abierta explicando qué significan las siglas de PIB.
El señor Manuel Baldizón, que ya se siente ganador, lo siguió de cerca en la pérdida de tiempo, hablando en latín y enumerando algunos de sus logros académicos. Ya a estas alturas el señor Baldizón debería saber que para su candidatura en particular, la formación académica es irrelevante. Total, el político más exitoso que haya tenido este país en la segunda mitad del siglo XX, Álvaro Arzú, no colecciona títulos académicos. No importa si Baldizón tiene doctorados o no, si escribió libros o no, si es profesor o no. Lo que importa es que mienta. Porque si miente en esto, ¿en qué otros asuntos más importantes nos va a mentir?
Fuera de eso, lo interesante que dijo Baldizón no es qué quiere hacer ni cómo...ya de eso parece que desistimos. Lo único que quedó claro fue su amenaza a las familias del G8 a las que acusó de evasión de impuestos. Que se cuiden les dijo, que va tras ellos. Es decir: no hay una propuesta para el resto de ciudadanos, la mayoría, para quienes supuestamente él debería gobernar, sino una advertencia a un factor de poder, con el que dicho sea de paso, también se puede negociar.
¡Ah! Y otro asunto. Después de hacer una campaña entera diciendo que promovería un impuesto único, ahora Baldizón deja entrever que podría subir impuestos y reintegrar los descuentos por facturas para fortalecer la recaudación del IVA. Todo muy vago y sobre todo, sin coherencia con su postura anterior. Es decir, el señor es impredecible.
Las únicas propuestas concretas que salieron del foro, vinieron de los candidatos del pelotón. Giamattei habló de levantar el secreto bancario para temas fiscales: un tema que se viene, que es importante y con el cual, sin duda alguna, tendremos que lidiar. Y Zury Ríos, que propuso una amnistía fiscal generalizada, como antesala para la reestructuración de la SAT (ese sí, un tema sobre el que todos deberían estar hablando hasta por los codos, pero del que no se oyó un suspiro).
Bien dicen que no hay peor cuña que la del mismo palo y Luis Fernando Pérez no se aguantó las ganas de chipotearla por la idea, con lo cual está en lo correcto. Lo que hay que hacer es que la SAT funcione bien, no premiar a quienes no tributan.
En cuanto a la CICIG, las respuestas en general fueron evasivas. Ninguno de los presentes pudo disimular la aversión que les produce ese ente internacional. Y nuevamente Zury Ríos tuvo otra intervención acertiva pero desafortunada: dijo que la relación del país con CICIG es como la de "una madre con un niño chiquito" y propuso que hay que reescribir el acuerdo marco y el mandato de CICIG. Escuché esas palabras y temblé. ¿Para qué? ¿Para atarle las manos a la institución y asegurarnos de que sea incolora, inolora e irrelevante? ¿Así de qué sirve?
Dicho esto, hay que reconocer que la hija del general fue la única que supo cerrar su participación. Los demás se quedaron a medias, por no saber ni siquiera qué decir ni cómo diferenciarse.
En resumen: este foro fue como cumplir con un requisito de forma para que parezca que somos una democracia. Como en muchas cosas, no vamos al fondo porque los protagonistas se niegan a hacerlo.
Al final, mi análisis de las opciones no cambia mucho luego de escuchar a los candidatos.
No espero ni más ni menos de Baldizón o de Mario David García. Mi visión de ellos es la misma. Giamattei y Luis Fernando Pérez tuvieron sus momentos, pero ¿de qué sirve?
Quizá la mayor constatación que me permitió el foro, es frente a Zury Ríos. Pese a que concuerdo con ella en asuntos de mujeres y salud, mis diferencias frente a sus posturas en temas como el rol de CICIG, el desastre fiscal (empezar por la SAT, no por la amnistía) y hasta el Parlacen, son mayores.
Veremos si el próximo foro me deja sacar más conclusiones.
