Principales Indicadores Económicos

Evo Morales ha puesto su futuro político en manos del pueblo

  • Por AFP
20 de febrero de 2016, 14:53
El presidente Evo Morales, se prepara para el referendum. (Foto:voguetalks.wordpress.com)

El presidente Evo Morales, se prepara para el referendum. (Foto:voguetalks.wordpress.com)

Si algo ha marcado la gestión de Evo Morales en diez años en el poder en Bolivia ha sido el pragmatismo, coinciden los analistas, alejándole de los postulados del Socialismo del Siglo XXI que promovió el difunto líder venezolano Hugo Chávez, y optando por una revolución "democrático-cultural".

Después de una década en el poder, el líder boliviano, un indígena aymara de 56 años, ha puesto su futuro político en manos del pueblo, que el domingo decidirá en referéndum si autoriza una nueva reforma de la Constitución para permitirle gobernar un cuarto mandato, hasta el 2025. 

Los partidarios del No están aumentando mucho en las últimas semanas atizados por denuncias de corrupción que por primera vez lo han salpicado directamente y que podría acarrearle su primera derrota en las urnas desde que accedió al poder en 2006.

La ola de cambio que vive la región, con el acercamiento de Cuba y Estados Unidos, los reveses sufridos por el chavismo en Venezuela, el kirchnerismo en Argentina o el hartazgo de la población con el gobierno de Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores en Brasil, está calando también en Bolivia, donde la población empieza a cansarse de que el gobierno se perpetúe en el poder. 

"Evo Morales está muy consciente de que las derrotas de los gobiernos populistas de izquierda en Venezuela y Argentina lo ponen en la primera línea de lo que es el cambio de las percepciones ciudadanas", dice el analista político boliviano Carlos Cordero.

Pese a que en algún momento aspiró a ser el sustituto de Chávez, el líder boliviano, que hace un año inició su tercer mandato, "se ha distanciado de Venezuela" y "ahora reivindica la revolución democrático-cultural".

En estos años, ha empoderado la población indígena como nunca antes, ha puesto fin a años de exclusión de los paupérrimos campesinos, mayoritariamente indígenas y de los mestizos en el poder, y ha fomentado una clase media poderosa, que empieza a darle la espalda, harta del "populismo y la demagogia", dice el analista.

Sus logros económicos y sociales han dejado de ser ya acicates suficientes para mantener fiel a un electorado que le permitió ganar con mucha holgura en las citas previas con las urnas.

Morales, un pastor de llamas casi iletrado que se forjó en las luchas sindicales, mantiene intacta, como propugnara el Socialismo del Siglo XXI, su retórica anticapitalista y antiimperialista.

Sin embargo, no ha dudado en alternar el fortalecimiento del papel del Estado con la economía de mercado.

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