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Así era la vida de los niños rescatados de una red de explotadores

  • Por Gustavo E. Méndez
19 de mayo de 2016, 10:15

Durante mes y medio, las autoridades siguieron a 14 niños, entre 1 y 16 años de edad, que salían de unas habitaciones, directo a distintos puntos de la ciudad, en donde pedían dinero.

Según las investigaciones, desde las 5:00 horas, los menores de edad ya están de pie, desplazándose a los diferentes puntos de la ciudad, para aprovechar la hora pico, que inicia desde las 6:30 de la mañana y persiste por una hora y media. En ese lapso, los pequeños deben hacer toda clase de suertes, para "impresionar" a los pilotos y pasajeros en el tráfico.

Desde malabares hasta tragafuegos; los más pequeños, que aún no aprenden suertes, empiezan en esta infame ocupación simplemente pidiendo dinero.

Así pasan por varias horas, llegando hasta las 7 de la noche, cuando empiezan a ser recogidos, siempre y cuando hayan llegado a la "cuota". En caso contrario, permanecerán una hora más, y podrían hacer las suertes del "tragafuegos", que es más visible de noche, y aprovechar a las personas que van aún en los últimos minutos de la hora pico.

Desde la zona 10 hasta la Avenida Bolívar de la zona 8, es el sector que ocupa este grupo de niños. Al final de la noche, los llevan de nuevo al recinto de la zona 9, en donde hay unas bodegas con duchas, camas y duermen junto a los galones de combustible, utilizados por los tragafuegos.

Con la redada realizada esta mañana, se espera que la vida de estos 14 niños, y un bebé de seis meses, cambie, ya que fueron rescatados de esta red que los utiliza, explotándolos.

Harold Flores, procurador de la Niñez y la Adolescencia de la Procuraduría General de la Nación (PGN), detalló el accionar de esta red, en el momento del rescate. Lamentablemente, no hubo ningún capturado.

En su mayoría, se trata de niños del occidente del país y algunos cuantos de la capital, que con engaños lograron involucrarlos.

Un largo proceso

Según Flores, los menores serán trasladados a las instalaciones de la PGN para las evaluaciones médicas y psicológicas; además de las entrevistas correspondientes para que los "menores den más detalles de la forma en que eran explotados", ya que en el lugar del rescate la mayoría "no habla". 

Posteriormente, serán albergados para determinar si tienen padres biológicos y evaluar su continuidad en la institución o su retorno con los encargados.  

Este proceso es largo y a veces para los menores es doloroso, porque como están acostumbrados a esta actividad; ellos no quieren tener una vida normal, por así decirlo
Harold Flores
, de la PGN

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