Muchos padres son capaces de sacrificarse por sus hijos. Así lo demostró Juan Francisco Morales, quien este 7 de noviembre se clavó a una viga de madera en las afueras de la Torre de Tribunales en demanda de justicia para su heredero.
Morales quien permanecía sentado en una silla plástica con la mano sangrando por la singular forma de protesta, colocó una manta en la que explicaba que el 18 de diciembre de 2014, la jueza Arminda Chinchilla, de Sacatepéquez, condenó de manera injusta a 4 jóvenes kaqchikeles, entre los que figura su hijo.
Aunque no detalló el delito por el que se señaló a los jóvenes, el padre demandó una revisión de la condena de 15 años de prisión, que les fue impuesta.
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Ante la medida extrema, la propia presidenta del Organismo Judicial (OJ) Silvia Valdés, se tomó el tiempo de escucharlo y prometió un análisis del caso.
Posteriormente, Morales fue trasladado por socorristas hacia el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), donde permanecerá durante 48 horas en observación y le serán administrados antibióticos y la vacuna antitetánica.