Para nadie es un secreto que a Barack Obama las cosas no le salen bien últimamente. Si bien es cierto que se ha anotado algunos éxitos, como el histórico acuerdo que Estados Unidos alcanzó con China el 12 de noviembre para combatir sus emisiones de gases de efecto invernadero, su administración la tendrá muy difícil hasta 2016.
Los Republicanos controlarán, por primera vez en ocho años, las dos Cámaras. Los Demócratas no han vivido un escenario similar en ocho décadas, cuando Charlie Chaplin era la más brillante luminaria de Hollywood y Herbert Hoover era presidente. Habían sido minoría en los últimos 80 años, pero no por tan alto margen. Sólo 188 de ellos tendrán escaño en la Cámara de Representantes y 45 en el Senado.
A pesar de este escenario tan negativo para su partido, el presidente estadounidense anunció, cuando ni siquiera se habían terminado de contar las boletas el 4 de noviembre que sí o sí se tomarán decisiones ejecutivas en el tema los migrantes. Mitch McConnell, el republicano que será líder de la Cámara Alta, aseguró que cualquier acción por parte del mandatario será el equivalente a “agitar una bandera roja frente a un toro” y adelantó que cualquier decisión que se tome tendría que tener el aval de los dos partidos. Pero desde los tiempos de la propuesta de reforma McCain/Kennedy, en 2005, no se ha avanzado un ápice. Es más, abundan los retrocesos y aumenta la represión contra quienes no tienen su papelería en orden.
Se espera, desde ya, que las acciones de Obama vayan en la línea de reducir las deportaciones y otorgar permisos de trabajo para los millones de migrantes sin documentos residentes en Estados Unidos, lo cual sería música para los oídos de cientos de miles de guatemaltecos. El canciller Carlos Raúl Morales es incluso más optimista: las condiciones estarían dadas para que se otorgue el ansiado Estatuto de Protección Temporal que se ha reclamado desde hace años. Los guatemaltecos se merecen un trato digno. Que se reconozca su esfuerzo. Ha llegado el momento de conceder algún tipo de estabilidad legal en el país en que trabajan.
