El viento y la turbulencia le pueden jugar muy malas pasadas a los pilotos de avión.
Los pasajeros de un vuelo de la línea alemana TUlfly tuvieron el peor aterrizaje de su vida cuando un ventarrón estuvo a punto de hacer que el avión donde se transportaban perdiera el control, antes de aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Madeira. El viento golpeó a la nave que se balanceó peligrosamente. La pericia del piloto salvó el día, ya que logró enderezar el curso de la nave y llevarla a tierra a salvo.
La rápida reacción del piloto y su habilidad para maniobrar evitaron un trágico accidente.





