Hace 69 años, un movimiento orquestado por 14 estudiantes de la Universidad de San Carlos tomó la Guardia de Honor para unirse al ejército con el fin de arrebatarle el poder al Triunvirato encabezado por Federico Ponce Vaides, quien pretendía continuar con la dictadura de Jorge Úbico.
El movimiento triunfó marcando un antes y un después en la historia del país.
En la actualidad, muchos recuerdan el 20 de octubre de 1944 con caminatas organizadas por sindicalistas, las cuales recorren las calles en diferentes puntos del país; además de jornadas artísticas en memoria de Alfonso Bauer Paiz, revolucionario quien falleció en 2011.
Sin embargo, del grupo de estudiantes conocido como “Los 14” hoy en día viven cuatro, pero solo tres de ellos pudieron acudir este día a una reunión privada y familiar, en la cual recordaron los motivos que los llevaron a aquel levantamiento.
Ellos, que siempre serán llamados revolucionarios, cuestionan la carga que la juventud debe enfrentar en la actualidad: la desesperación que se genera por la falta de oportunidades. “No hay mucha diferencia entre cómo estamos ahora a cómo estábamos hace 69 años”, recalcan.
“Ha llegado el momento”
Ricardo Asturias Valenzuela, uno de los 14 estudiantes, quien ya alcanzó los 92 años, destaca que la juventud actual no dista mucho de aquella de 1944 y fue la desesperación de los jóvenes la provocó un movimiento cívico.
“La misma situación que existía en 1954, cuando perdimos la revolución, en cuanto a educación, salud, trabajo, vivienda, pobreza, desnutrición; eso mismo enfrentamos hoy. La juventud actual está desesperada no por dictaduras, sino por políticos que le han hecho daño al país”, comentó Asturias.
Agregó que los jóvenes deben hacer una revolución política, formar un movimiento político joven y masivo, con el fin de ocupar posiciones en el Congreso y hacer una revolución pacífica que realmente lleve a cambios.
“Ha llegado el momento en que la juventud debe trabajar en política, trabajar por su país y así alcanzar una nueva dignidad y libertad para resolver los problemas sociales fundamentales”, aseguró Asturias.
“¿Cuál revolución?”
El más crítico es Julio Valladares, también de 92 años, quien cuestiona que las personas que hoy manifiestan hablando de la revolución, hacen un homenaje a algo que ya es historia y que en la actualidad carece de realidades.
“¿Quién recuerda la revolución? Nadie. De la revolución no queda más que historia, no hay realidades. Si analizamos el caso de otros países de Centroamérica nos percatamos que tienen los mismos beneficios para sus trabajadores y para la gente de escasos recursos y ninguno de ellos tuvo una revolución. Ya debimos haber avanzado. Nos quedamos estancados”, criticó Valladares.
Para ellos, son los jóvenes, una nueva generación crítica y comprometida con el país, la que puede convertirse en la solución. A sus 92 años, confían en poder verlo, un Congreso renovado, con nuevos rostros e intenciones genuinas, un país que se una para hacer frente a los problemas más graves como el hambre y la desnutrición.
