Principales Indicadores Económicos

Lo peor que puede pasar en esta crisis es nada

  • Por Soy502
20 de abril de 2015, 00:47
Baldetti regresó de Corea del Sur sin Juan Carlos Monzón.

Baldetti regresó de Corea del Sur sin Juan Carlos Monzón.

Buena parte de los guatemaltecos no se ha dado cuenta de la gravedad de la hora que estamos viviendo: esta es la peor crisis política que haya enfrentado el país desde el recordado "Serranazo" de 1993.

La crisis de Rodrigo Rosenberg fue, sobre todo, una bomba mediática.

El caso de la #RedSAT, develado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, y el Ministerio Público, se fundamenta en hechos concretos, de los cuales hay evidencia que ya se encuentra a disposición de los tribunales del país. 

Juan Carlos Monzón era uno de los colaboradores más cercanos de Roxana Baldetti. (Foto: Facebook Baldetti).
Juan Carlos Monzón era uno de los colaboradores más cercanos de Roxana Baldetti. (Foto: Facebook Baldetti).

El secretario privado de la vicepresidencia, Juan Carlos Monzón, está acusado de encabezar una red de contrabandistas, en la que también estarían involucrados varios funcionarios, entre ellos los dos anteriores jefes de la Super Intendencia de Administración Tributaria, SAT.

Los audios escuchados en la primera audiencia de este caso causaron conmoción y ya han generado una onda expansiva. En el partido de gobierno, y en el gabinete, hay cisma. Varios ministros, viceministros y al menos un comisionado están considerando renunciar en los próximos días. El candidato oficial a la presidencia, Alejandro Sinibaldi, fue el primero en abandonar la organización.

Sinibaldi renunció al Partido Patriota. (Foto Soy502)
Sinibaldi renunció al Partido Patriota. (Foto Soy502)

Washington también presiona por una respuesta que convenza. El colega Juan Luis Font afirma que esta semana conoceremos cómo maniobra la Casa Blanca, pero deja entrever que ya sacaron el chicote.

Mientras tanto, el gobierno del Partido Patriota se tambalea en torno a la figura de la vicepresidenta Roxana Baldetti, convertida en el epicentro de este terremoto político. 

Ayer, domingo 19 de abril de 2015, se suponía que el presidente Otto Pérez Molina saldría a enfrentar a la prensa con ella, en la primera aparición pública de Baldetti desde que estallara el escándalo. Eso habían anunciado pero no ocurrió: la vicepresidenta salió sola y nerviosa. Sus respuestas, en lugar de aclarar, sembraron más confusión. Al final, Baldetti prefirió salir corriendo y dejó olvidado hasta su guión en el podio.

El presidente lucía angustiado en la conferencia de prensa donde abordó por primera vez el tema de la #RedSAT
El presidente lucía angustiado en la conferencia de prensa donde abordó por primera vez el tema de la #RedSAT

Días antes, el viernes por la mañana, Pérez Molina no lo hizo mucho mejor en su propia conferencia de prensa. Llevaba el agobio pintado en el rostro. A su lado, vestido de negro, el ministro de Gobernación, Mauricio López, se enjugaba el sudor de la frente. La comunicadora Carla Herrera parecía a punto de estallar en llanto.

Esta es una hora llena de vergüenza y zozobra para la actual administración.

El hombre que se encuentra acusado de encabezar la estructura criminal que se encargaba de saquear las aduanas del país, Juan Carlos Monzón, tenía antecedentes criminales que fueron publicados tanto en Nuestro Diario como en elPeriódico.

Había sido expulsado del Ejército, arrestado por robar vehículos, acusado de transportar droga. Y pese a todo ello, se le contrató como Secretario Privado de la Vicepresidencia y se le otorgaron todas las prerrogativas de un alto funcionario.  

“Uno no puede ser adivino”, dijo el presidente para justificar la situación.  No, no hace falta: hubiera bastado que le solicitaran antecedentes penales y policiacos a Monzón para comprobar de qué calaña era. ¿Por qué se hicieron de oídos sordos?

En las esferas políticas del país, muchos se preguntan qué va a pasar ahora. Pasará lo que las elites políticas y económicas quieran, porque de lo contrario se impondrá el momentum del sistema que tiende a cero cuando lo sacuden.

En mi opinión, eso sería lo peor: comprobar que aguantamos con esto también, que la sociedad es rehén de quienes la saquean y abusan y que somos incapaces de proponer algo mejor.

Si permitimos que este caldo espese, no me alcanza la imaginación para prever cuánto más se puede podrir esta sociedad.

Y claro, no es que esto sea novedad. No nos enteramos ayer ni el viernes que existe una red de contrabandistas incrustada en el Estado que ha enriquecido a muchos desde hace décadas. La diferencia es que ahora conocemos su estructura, escuchamos qué se dicen sus jefes por teléfono.  Así, ya no podemos hacernos “papos”.

Y si sabemos y no hacemos nada, es que lo aceptamos. Pongamos las manos pues, que nos las encadenen los criminales. Marchemos despacito al precipicio, sin gritar, sin patear, sin tratar de escapar a esa suerte. Saltemos al abismo, hundámonos en la cloaca, tomemos el veneno. Besemos las manos del verdugo.

¿Es eso lo que queremos? Lo digo y lo reitero: lo peor que puede pasar, es nada.

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