¿Se acuerda de aquellos días de verano en la playa, los paseos por la orilla del mar y los largos baños de sol? Probablemente esos recuerdos ya se han borrado de su mente, pero no de su piel. Quemarse es peligroso y una excesiva exposición solar puede pasar factura muchos años después.
Australia tiene la mayor incidencia de cáncer de piel en todo el mundo. De hecho, según datos del Departamento de Salud de este país, aproximadamente a dos de cada tres australianos se les diagnosticará cáncer de piel antes de que cumplan 70 años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que las radiaciones ultravioleta, y en particular las solares, son cancerígenas para el ser humano y provocan distintos tipos de cáncer de piel, como el carcinoma basocelular, el carcinoma espinocelular y el melanoma.
Evitar la exposición excesiva, utilizar filtro solar y ropa para protegerse son medidas preventivas eficaces, detalla este organismo.
Además, la OMS advierte de que la exposición frecuente al sol y las quemaduras solares en la niñez pueden causar un daño irreversible que, en una etapa posterior de la vida, puede desembocar en un cáncer de piel.
También hay factores genéticos que no se pueden modificar, como el tipo de piel, es decir, la mayor o menor capacidad para broncearse, la tendencia a desarrollar lunares y determinadas mutaciones que predisponen a padecer tumores, aún en ausencia de una exposición solar excesiva, expone.

A nivel molecular hay una compleja red de vías de reparación en respuesta al daño que se produce en el ADN pero, con el paso del tiempo, esta maquinaria se vuelve menos eficaz.
Además, las defensas también se ven disminuidas y, por ello, el cáncer de piel es más frecuente en mayores de 50 años. No obstante, cada vez se diagnostican más casos en personas jóvenes debido a los hábitos poco saludables de exposición solar intensa en cortos periodos, subraya.
La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) explica que las formas más frecuentes de cáncer cutáneo se pueden prevenir modificando el principal factor de riesgo evitable que es la sobreexposición solar desde la infancia.
La piel tiene memoria y acumula la radiación de forma irreversible, lo que produce un daño difícil de reparar, detalla el especialista.
La AEDV aclara que en el desarrollo del cáncer de piel intervienen varios factores, algunos están determinados genéticamente y no son modificables, pero otros son ambientales y sí se pueden controlar, como es el caso de la radiación ultravioleta.





