Un pigmento naranja que se encuentra en líquenes y ruibarbo, llamada parietina, puede convertirse en una nueva fuente para diseñar fármacos contra el cáncer. La parietina podría frenar el crecimiento de células de leucemia humana y obtenidas directamente de los pacientes, sin toxicidad evidente para las células de la sangre humana, e incluso eliminarles, según investigadores del Instituto de Cáncer Winship de la Universidad de Emory, Estados Unidos.
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El pigmento podría además inhibir el crecimiento de líneas celulares cancerosas humanas derivadas de tumores de pulmón y de cabeza y cuello injertadas en ratones.
Los investigadores subrayan el bajo perfil de toxicidad del compuesto, pero sobre todo su eficacia: en apenas 48 horas eliminaba las células de leucemia en el cultivo pero dejando células sanguíneas sanas indemnes. Un derivado más potente del pigmento, llamado S3, podría reducir el crecimiento de una línea celular de cáncer de pulmón en un periodo de 3 a 11 días.
Los investigadores afirman que se necesitan más estudios de toxicología, para evaluar los efectos secundarios potenciales y para ver si las personas con enfermedades hereditarias serían más sensibles a los medicamentos.





