Este país necesita destapar verdades incómodas, que están ahí, latentes en lugares oscuros.
Esas cosas que se hablan una y otra vez en círculos bien informados pero que nunca pasan a discusión pública. Aunque no sea fácil. Aunque desgaste. Aunque haya otras dinámicas involucradas.
El caso del Presidente nos pondrá a prueba a todos: a quienes desaprobamos en términos generales su gestión y sus asociaciones políticas, y a quienes todavía defienden su labor.
El tema es de suma gravedad, pues el poder se presta a abusos sexuales (siempre, en toda época y lugar ha sido así) y las víctimas llevan las de perder.
Maduros tendremos que ser, en la medida que evolucione este caso, para no caer en la aceptación irreflexiva de la acusación o en la descalificación instantánea de las denuncias de potenciales víctimas.
Uno quiere estar siempre del lado de la verdad y de las víctimas y eso no siempre es fácil de manera simultánea, sobre todo si hay política de por medio.
Ante tensión mediática y campañas negras de todo tipo, se verán ensuciadas ambas cosas (lo que pasó y las personas perjudicadas) hasta hacer irreconocible la verdad de los intereses.
Es inevitable cuando de una Presidencia se trata. Quien quiera separar este proceso de lo político se equivoca. Los enemigos de Jimmy Morales (los que tiene lejos, pero mucho más los que tiene cerca) le sacarán partido al desgaste.
¿Es razón para no hablar de esto? No. Poco importan esos movimientos si lo que Edgar Gutiérrez está denunciando es verdad.
Si fuera así, el Presidente debe irse, debe renunciar…porque en Democracia lo menos que le debemos exigir al poder es no violentar al frágil.
El abuso sexual es de los más graves. Es el más común y al mismo tiempo, del que menos se habla (la víctima la que menos). Es el más fácil de ocultar.
Debemos empezar a hablar claramente de estás múltiples formas de aprovecharse del que menos opciones tiene y ojalá al menos esto nos traiga el caso en ciernes.
Hablar…desde el abuso que el superior o superiora cometen con el empleado o empleada que teme perder su trabajo hasta el abuso que el adolescente, casi adulto, de clase alta y media alta, perpetra con la chica que ayuda en su casa (esa que llama “muchacha”), por la noche cuando nadie escucha. Sí, de eso también.
Las relaciones de poder siempre han tenido una relación directa con el sexo. El poder atrae y es misterioso pero el poder también atropella, y las víctimas están desamparadas.
Siempre con la verdad por delante, no las dejemos solas.
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