Tras un estudio con 300 participantes, investigadores descubrieron que, si bien el ejercicio siempre es provechoso para la salud, el de alta intensidad reduce significativamente el nivel de azúcar en la sangre.
A los colaboradores, que eran personas sedentarias de entre 40 y 59 años de edad con obesidad abdominal, se les asignaron algunos ejercicios a través de cinco sesiones supervisadas por semana, durante seis meses.
Los participantes fueron divididos en un grupo que hizo media hora de caminata lenta, otro con un régimen de baja intensidad por una hora y un tercero que llevó a cabo caminata más rápida (alta intensidad).
Aunque la quema de calorías, la pérdida de peso y talla fue similar en todos los grupos, las investigaciones a cargo de Robert Ross, fisiólogo del ejercicio de la Universidad de la Reina en Ontario, Canadá, encontraron que, después de seis meses, los de alta intensidad mostraron una mejora en los niveles de azúcar en la sangre.
Dicho efecto contribuye a hacer menor el riesgo de sufrir diabetes tipo 2, según detalló Ross, en un reportaje incluido en la última edición de la revista Annals of Internal Medicine.
De acuerdo al doctor Timothy Church, profesor de medicina preventiva del Centro Pennington de Investigación Biomédica en Baton Rouge, Luisiana, los resultados podrían ayudar a alterar las directrices actuales sobre el ejercicio.
Además del azúcar en la sangre, los participantes que hicieron ejercicio a una mayor intensidad también experimentaron mejora en su aptitud cardiovascular, añadió Church.






