Sonriente y disfrutando más que nunca de jugar al fútbol, encontramos a Fredy Alexander García Cabrera, quien tiene motivos de sobra para estar feliz, juega de manera profesional a sus 42 años y lo hace junto a su hijo en el Deportivo Quiriguá de la Primera División.
Fredy y su hijo Humberto Alexander desde este torneo entraron a la historia del fútbol mundial ya que son muy pocos los casos en los que coincidan en la cancha padre e hijo.
En su visita al estadio Revolución, el Súper Ratón mostró que mantiene el toque en la zurda prodigiosa. Algunos opinan que "está viejo", pero él sabe cuándo y cómo correr, pausar y hacer jugar a sus compañeros.
Admiración y respeto para Fredy García
Concluye el partido, Quiriguá cae 1-3 de visita, Fredy se va de la cancha con un gol de penalti y estrechando las manos a sus colegas. Jóvenes y experimentados se despiden de García; abrazos, palmadas en la espalda y una que otra broma se escucha.
Por último Milton Omar "Tyson" Núñez y Fredy Alexander se saludan, acceden a una foto en la que no faltó la broma del hondureño.
"No vayas a poner que juntos casi sumamos 100 años, menos a decir que estamos viejos", refirió el catracho para provocar las risas de Fredy y su hijo.
Todos se van a los camerinos, solo quedan en la cancha Fredy y su hijo, para conversar con Soy502 al final de la tarde.
Padre e hijo en el fútbol un hecho inusual
García salió de cambio al minuto 79 y fue sustituido por su hijo, es la segunda vez que Humberto juega en el torneo y la primera en la que sustituye a su papá.
"Estoy agradecido con Dios. Quien no va a estar contento de estar jugando a esta edad y de poder hacerlo al lado de mi hijo, eso se lo agradezco a Dios que me ha respetado con permitirme jugar a esta edad", explicó el futbolista nacido en Puerto Barrios.
Humberto Alexander tiene 19 años juega como volante por derecha o izquierda y algunas veces como volante central. Es diestro y comenzó su carrera con el Izabal de la Tercera División y esta temporada recibió la oportunidad de jugar con Quiriguá junto a su padre, Fredy Alexander.
"Es un orgullo poder jugar con mi padre y aprender cada día de él. Él hizo su carrera y ahora me toca a mí hacer mi propia carrera y mi propio nombre", explicó el juvenil.
Abrazados y muy contentos, padre e hijo confían en que podrán jugar más tiempo juntos. Fredy sueña con ver a su hijo en Liga Nacional y siendo un seleccionado, como tantas veces él lo fue. El hijo anhela con llegar lejos, jugar al nivel de su papá y que se le reconozca por su trabajo y no solo como el hijo del "zurdo de oro".
"Mijo, aléjese de los vicios"
Al preguntarle sobre de qué se tiene que cuidar su hijo en el mundo del fútbol, la respuesta de Fredy fue inmediata y tajante.
"Se tiene que cuidar de los vicios, porque yo pequé mucho de eso y dejé de hacer muchas cosas por los vicios. Ya no tengo que arrepentirme, mi carrera está terminando y la de él está empezando y ojalá le sirvan mi experiencia y mis consejos", dijo.
Fredy García reconoció que ha tenido una vida desordenada. Alguna vez se dijo que llegaba ebrio a los entrenamientos con sus equipos en la Liga Nacional, sin embargo, ni los equipos ni sus compañeros hablaron al respecto. Es conocido que futbolistas, entrenadores y dirigentes intentaron apoyarlo a superara ese problema.
Sin embargo, su talento natural para jugar fútbol le permitió ser parte de uno de los planteles más exitosos de Municipal, además, jugó a gran nivel con Comunicaciones y qué decir con la Selección nacional. En el extranjero jugó con el Columbus Crew de la MLS con el que ganó la Copa Lamart Hunt, en 2002.
El Súper Ratón fue parte de la Selección nacional de futsal, que jugó el mundial de la especialidad Guatemala 2000 junto a Carlos "el Pescado" Ruiz entre otros futbolistas.
