El expiloto alemán Michael Schumacher cumple dos meses en coma tras el accidente de esquí sufrido en los Alpes, un periodo en que el entorno del "hombre récord" de la Fórmula Uno ha tratado de controlar las informaciones sobre su estado en medio de múltiples especulaciones.
La manager del siete veces campeón del mundo, Sabine Kehm, la portavoz de la familia en este duro periodo, salió esta semana al paso a unas informaciones del semanario "Focus", según las cuales el equipo médico había interrumpido el proceso para despertarle del coma.
Los esfuerzos médicos prosiguen "invariables" y no habrá nuevos partes mientas no haya "cambios relevantes", afirmó Kehm, en lo que fue el enésimo desmentido por parte del entorno del piloto sobre noticias difundidas por los medios, tanto esperanzadoras como negativas -incluida la muerte del paciente-.
El goteo de noticias ha disminuido en estas ocho semanas y por lo menos la esposa del expiloto -Corinna-, sus hijos -Gina Maria y Mick, de 16 y 14 años-, su hermano -Ralf- y resto de familiares no sufren el acoso mediático de los primeros días cada vez que acceden al hospital.
Schumacher cumplió 45 años el pasado 3 de enero, con las inmediaciones de la clínica universitaria convertidas en un paisaje de equipos móviles de televisión, dispuestos a captar los mensajes de apoyo llevados personalmente por un par de centenares de seguidores del piloto, en sus camisetas de Ferrari.
No hubo infracción, ni por parte del accidentado ni de la estación de esquí, ya que la señalización de las pistas era correctas, concluyó la fiscalía, tras examinar las imágenes grabadas por la cámara incorporada al casco del expiloto, que se rompió por el fuerte impacto.





