La osamenta de una mujer reportada como desaparecida, que se cree es Rosa María Salazar Velásquez, fue localizado en el patio de la casa de su conviviente, Tomás Pérez Guico. Los restos fueron enviados al Inacif para confirmar la identidad de la víctima.
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Tomás Pérez Guico denunció la desaparición de su pareja el 16 de noviembre de 2019, en la aldea Las Cruces Tunajá, de Joyabaj, Quiché.
El hombre informó a las autoridades que Rosa María Salazar Velásquez, de 21 años, regresó de Estados Unidos el 15 de noviembre y un día después salió de la casa y no volvió. Por este caso, se activó la alerta Isabel-Claudina el 17 de noviembre de ese año.
Agentes de la División Especializada en Investigación Criminal (DEIC) de la Policía Nacional Civil (PNC), dieron seguimiento y continuaron la búsqueda de la joven. Las entrevistas e indicios que obtuvieron los llevó a determinar que la mujer pudo haber sido sepultada de manera clandestina en un área de la residencia de su conviviente.
El Ministerio Público solicitó la autorización judicial y el 12 de marzo de este año se allanó y se realizó un registro en la vivienda de Tomás Pérez. El personal excavó a cinco metros en el patio frente a la casa y, al seguir cavando, a un metro de profundidad encontraron los restos de un esqueleto.
La PNC dio a conocer que el cuerpo esta incompleto. Además, se encontró ropa, restos de una cuchilla, una pala, nylon, trozos de leña y una hoja de lámina.
Los restos fueron enviados al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) para confirmar la identidad de la víctima.
En la vivienda no estaba Tomás Pérez, sino solo uno de sus cuñados, a quien se identificó como Gerónimo Juárez Mejía.