Más de 30 niñas se quemaron vivas en una institución estatal irónicamente llamada “Hogar Seguro Virgen de la Asunción”.Las menores murieron entre las llamas: una muerte que hace varios siglos se utilizó como el más severo de los castigos, reservada para las acusadas de herejía y adulterio; una muerte que sabemos atroz y que imaginamos como el mismo infierno.Además: [attach_entity|type=inline_element|id=171744]Las víctimas de ese Hogar no merecían morir de esa manera. Tampoco merecían sufrir los abusos que se cometían en esa institución

La vida en el “Hogar Seguro” era cualquier cosa, menos segura.De eso dieron cuenta, en su momento, reportajes periodísticos de La Hora y de Plaza Pública en que quedaron plasmadas las deplorables condiciones de este centro de acogida de los más vulnerables de Guatemala: los niños víctimas de vejámenes que pasan a la tutela del Estado, porque nadie más puede, o quiere, velar por ellos. [attach_entity|type=inline_element|id=171646]Las historias de horror que los colegas de ambos medios plasmaron en sus notas pretendían hacer

Un día que peiné a mi hija de dos años, pero las trenzas no tuvieron un final feliz y rápidamente me acordé de Pippi Langstrump, una programa que pasaban cuando yo era niño. Como mis hijos no la conocían, les tuve que buscar los capítulos en YouTube. Como les gustó empezaron a ver los trece capítulos originales.[attach_entity|type=inline_element|id=171446]Por el paso del tiempo, no me acordaba muy bien de la trama. A medida que iba recordando, me surgían inquietudes, 30 o 35

Le decían “el Cardenal” y su función era darle la bendición final a la corrupción.El audio que según el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) involucra al contralor Carlos Mencos con la estructura criminal conocida como La Línea, muestra que el máximo responsable de auditar el buen uso del tesoro público de nuestro país era parte de la mafia organizada para saquearlo.[attach_entity|type=inline_element|id=171381]La noticia no ha sorprendido a nadie. De hecho, esta pieza de evidencia