Estos han sido meses reveladores para Guatemala. De una indignación súbita pasamos a la calle, de una convocatoria a una multitud, de un escándalo a otro, y esto apenas empieza. Con suficiente claridad Soy502 ha mostrado desde el inicio a qué equivale la corrupción generada por las redes de funcionarios. La corrupción perpetúa ciclos de conflictividad, violencia, pobreza, muerte y exclusión.
La proporción de la escoria, del tumor, del quiste que significa la corrupción en Guatemala nos ha sido revelada y seguirán destapándose escándalos y retos para combatirla. Por ello, hoy más que nunca, debemos tomar conciencia que ninguna transformación se genera únicamente con cambio de leyes, de poderes o de representantes. Las verdaderas transformaciones necesitan de una base social nueva; necesitan de mujeres y hombres que con nuevos valores y perspectivas de dignidad y justicia puedan abanderar dichas transformaciones.
La única forma de renovar valores y la mejor forma de generar nuevas perspectivas es haciendo. La mejor forma de hacer es colectivamente. Por ello, TECHO (antes Un Techo para mi País) siempre ha propuesto que los espacios de encuentro que permiten compartir perspectivas de diferentes realidades son generadores de transformación. Al compartir transformamos. Compartimos visiones, valores y sueños; transformamos realidades mediante la toma de conciencia, individual y colectivamente.
Del 24 al 26 de julio se llevará a cabo un campamento de TECHO, planificado durante meses por equipos de voluntarios y vecinos, que tiene como meta la construcción de 120 viviendas junto a seis comunidades maravillosas. Pero dentro de dicho campamento el objetivo subyacente sobrepasa lo material, es un espacio para compartir humanidad y transformarnos. Es un momento de conocer, no desde los prejuicios sino desde los grupos humanos que, a causa de la pobreza, padecen con mayor fuerza cualquier crisis de este país. Compartir es transformar reza la invitación del campamento y cuánta razón hay en esas tres palabras.
Esta sociedad ha vivido el pesar, no sólo de la corrupción sino de una serie de factores que limitan nuestro futuro. Esta generación de institucionalidad inconclusa, de paz firmada, de migración acelerada y de cambio de milenio tiene frente a sí un llamado: la historia será escrita y está por verse en qué sentido.
En ese contexto, a la juventud desde TECHO le hacemos un nuevo llamado: empecemos por transformar compartiendo. Compartamos el sentido humanizado de la solidaridad, renunciando a la caridad esclavizante; compartir nuestros sueños de futuro mediante actos colectivos de esperanza; compartamos al escuchar el llamado de otras realidades, abandonando los perjuicios que dividen; compartamos una Guatemala transformando la indignación en acción colectiva. Sólo entonces nos cabrá la certeza que estos días nos guiarán al futuro que Guatemala necesita.
Nos vemos en el campamento.
