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Este fue el discurso de Bernardo Arévalo en su toma de posesión

  • Por Jessica González
15 de enero de 2024, 01:54
El presidente Bernardo Arévalo ofreció un discurso cargado de promesas para el país. (Foto: Wilder López/Soy502)

El presidente Bernardo Arévalo ofreció un discurso cargado de promesas para el país. (Foto: Wilder López/Soy502)

El presidente Bernardo Arévalo ofreció un discurso cargado de promesas y buenos deseos para el país.

EN CONTEXTO: Bernardo Arévalo asume como presidente de Guatemala

"En este histórico día, me complace dirigirles estas primeras palabras como Presidente Constitucional de la República de Guatemala.

En este día trascendental, avanzamos por el camino que muchos hemos labrado con esfuerzo, marcando un hito significativo gracias al ejercicio democrático. Me llena de profundo honor asumir esta alta responsabilidad, evidenciando que nuestra democracia tiene la fortaleza necesaria para resistir y que, mediante la unidad y la confianza, podemos transformar el panorama político en Guatemala. Este momento no solo representa un logro personal, sino un paso firme hacia un futuro donde la participación ciudadana y el cambio positivo prevalezcan.

Este honor es el fruto de la confianza esperanzada y sincera que millones de guatemaltecos han depositado en nuestro proyecto colectivo. Además, refleja la fe que las amplias mayorías de nuestro país tienen en nuestra capacidad para superar desafíos y avanzar hacia un futuro más prometedor. Es un compromiso que asumimos con humildad y determinación, conscientes de la responsabilidad que implica trabajar en favor del bienestar común y la prosperidad de Guatemala.

También expreso mi profundo agradecimiento por la solidaridad y respaldo de las naciones hermanas que nos acompañan en este significativo avance. Su apoyo ha sido fundamental para el éxito de los esfuerzos emprendidos por la sociedad guatemalteca en defensa de sus instituciones democráticas y la preservación del Estado de Derecho. La colaboración internacional ha fortalecido nuestro camino hacia adelante, destacando la protección y promoción de los valores fundamentales que sustentan la democracia.

Durante estos últimos meses, nos hemos enfrentado a complejas tensiones y desafíos que llevaron a muchos a creer que estábamos destinados a un retroceso autoritario. Para miles de personas, estos meses sugirieron el resurgimiento de la dictadura en Guatemala.

Sin embargo, el pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría, e instituciones fundamentales como el Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Constitucionalidad han protegido el deseo soberano de los guatemaltecos de vivir en democracia. El respaldo de las naciones democráticas del mundo ha sido crucial, permitiéndonos estar aquí hoy y permitiéndome ratificar nuestro primer gran compromiso: Nunca más el autoritarismo. Jamás permitiremos que la violencia sea empleada como medio para promover agendas políticas o preservar privilegios. No toleraremos la intolerancia y la arbitrariedad. No permitiremos que nuestras instituciones se dobleguen ante la corrupción y la impunidad.

Este agradecimiento lo quiero dirigir especialmente a aquellos que nos han conducido hasta este momento significativo. Es gracias a los jóvenes de Guatemala que no perdieron la esperanza que hoy puedo hablarles desde este podio. Es gracias a las familias que creyeron en un futuro diferente y no se rindieron ante la desinformación y la mentira. Es gracias a los cuatro pueblos, de quienes no dejo de aprender y valorar diariamente, consciente de las deudas históricas que debemos resolver. Gracias a todas y todos los que eligieron hacer que Guatemala cambie.

Para honrar nuestro pasado, apreciar nuestros logros y propulsar el progreso de nuestro país, es imperativo cultivar la unidad y la armonía.

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(Foto: Wilder López/Soy502)

Al pueblo de Guatemala, a su liderazgo político, a sus líderes sociales y ancestrales, así como a sus líderes profesionales y empresariales, les hago una sincera invitación a unirnos. Con valentía, abracemos nuestras diferencias y reconozcamos la riqueza que estas aportan a nuestra sociedad. Es hora de emprender un camino de unidad, diálogo y paz. Nos encontramos en una oportunidad histórica para revertir décadas de abandono social y deterioro institucional. Necesitamos recuperar la visión y los principios que, como nación, acordamos en el marco del Proceso de Paz y sus Acuerdos, los cuales una clase política irresponsable y superficial nos arrebató en las últimas décadas. No podemos dejar escapar esta oportunidad; es crucial
trabajar juntos en unidad y armonía para mejorar la calidad de vida de nuestra gente.

La crisis política de la que estamos emergiendo nos ofrece la oportunidad única de edificar una institucionalidad democrática robusta y saludable, sobre los escombros de este muro de corrupción que empezamos a derribar, uno a uno, ladrillo tras ladrillo. Nos encontramos en una coyuntura crítica de proporciones históricas, y la responsabilidad con la que actuemos en el día de hoy definirá el rumbo que tomará nuestra sociedad, con consecuencias que perdurarán a lo largo de generaciones.

Hoy, como Nación, estamos haciendo Historia.

Para atender a este llamado, contamos con un plan.

Nuestra propuesta de gobierno se resume en una fórmula sencilla: no puede haber democracia sin justicia social, y la justicia social no puede prevalecer sin democracia. A pesar de su simplicidad, esta fórmula ha estado notoriamente ausente en la administración gubernamental a lo largo de gran parte de nuestra historia.

No estamos haciendo una promesa fundamentada en meras afirmaciones teóricas, sino en logros concretos, posibilitados por un Estado que finalmente asumirá su responsabilidad histórica de guiar el desarrollo.

Realizaremos inversiones significativas y responsables en servicios fundamentales como electricidad, agua, saneamiento y vivienda. Estos no solo son derechos que debemos asegurar para cada habitante de Guatemala, sino que también la generación de estos servicios creará miles de empleos nuevos en todo el territorio.

Ampliaremos y perfeccionaremos el acceso y la calidad de los servicios de salud, guiados por principios que promueven la salud, la universalidad y la progresividad, con el objetivo de mejorar el bienestar de todos los integrantes del hogar. Implementaremos y mantendremos un programa que permita al Estado asegurar la vacunación y el acceso a medicamentos, incluyendo aquellos necesarios para tratar enfermedades crónicas.

Lucharemos de manera decidida contra la desnutrición, con el objetivo de asegurar, finalmente, que todas las niñas y niños de Guatemala tengan la oportunidad de crecer y vivir de manera saludable, plena y digna.

Implementaremos medidas para expandir el sistema educativo, asegurándonos de que este responda con calidad y pertinencia cultural a las necesidades de la infancia, las niñas y niños, los adolescentes y la juventud. Trabajaremos en la eliminación de las barreras geográficas, económicas y sociales que actualmente obstaculizan el acceso, disfrute y permanencia en la escuela para millones de menores.

Aportaremos soluciones que faciliten el acceso a viviendas dignas para los miles de hogares jóvenes que se forman anualmente, fortaleciendo simultáneamente las inversiones en servicios básicos en colaboración con las municipalidades.

Promoveremos la construcción de infraestructuras económicas que beneficien a toda la sociedad, abarcando desde carreteras principales y secundarias hasta caminos rurales, programas de riego y otras iniciativas que respalden la generación de empleo y el aumento de la producción. Iniciaremos la planificación del sistema metropolitano de transporte, dando los primeros pasos hacia un sistema de metro que mejore el bienestar y la seguridad de los ciudadanos en la Ciudad de Guatemala y Mixco. En definitiva, sentaremos las bases para contar con la infraestructura esencial que consolide el desarrollo humano en Guatemala.

En nuestro plan, también consideramos el fortalecimiento de la productividad de nuestra sociedad mediante inversiones en el respaldo a pequeñas y medianas empresas. Crearemos programas de crédito favorable que faciliten el ingreso de nuevos emprendedores al mercado, fomentaremos la asociatividad productiva en todos los territorios del país y lanzaremos programas de capacitación laboral para brindar herramientas prácticas a los jóvenes y a todas las personas en edad de trabajar.

Asimismo, promoveremos la inversión tanto nacional como extranjera para expandir la estructura productiva del país, buscando un crecimiento que sea también inclusivo, sostenible y ético.

Consideramos un enfoque especial en la inversión pública, colaborando con las comunidades y el sector privado, para conservar y restaurar nuestros bosques, cuencas hidrográficas, ríos y lagos. También, nos proponemos establecer un nuevo sistema de gestión de desechos sólidos.

Este es el inicio de nuestro compromiso de devolver a esta tierra generosa parte de lo mucho que nos ha brindado y protegerla para el disfrute de las generaciones venideras. 

Creemos en los procesos de cooperación e integración económica y social en Centroamérica y Mesoamérica, y respaldaremos de manera sólida una transición energética justa. Esta transición estará comprometida con el desarrollo rural, el bienestar de los pueblos originarios y la reducción de la pobreza energética.

Recuperaremos un enfoque democrático en nuestra política de seguridad ciudadana, que, junto con la recuperación y reorientación del sistema de justicia, contribuirá a la paz en los hogares guatemaltecos y a la construcción conjunta de una región más estable y segura.

Integraremos de manera efectiva a los connacionales que residen en el exterior, incorporando a las comunidades de migrantes como parte integral de la vida social, económica y política del país. Trabajaremos en colaboración con ellas para transformar la migración, de ser el resultado de la desesperación ante la pobreza o la inseguridad, a convertirse en un proceso donde participen activamente en el desarrollo de sus comunidades de origen.

Continuaremos trabajando utilizando el diálogo como herramienta fundamental para la construcción de un futuro más justo y próspero para todos. Desde el proceso de transición de gobierno, hemos dado especial énfasis a la importancia de mantener canales abiertos y constantes de comunicación con los diversos sectores de la sociedad. Reconocemos que el diálogo no solo es un medio efectivo para comprender las necesidades y aspiraciones de la población, sino también una vía esencial para consolidar la cercanía y la colaboración con todos los ciudadanos. Este compromiso continuo con el diálogo refleja nuestra convicción de que, al escuchar y entender las diversas perspectivas, podemos construir políticas más inclusivas y
efectivas que beneficien a toda la población.

Y, por último, estableceremos las bases para el desarrollo de alcance generacional a través de procesos de diálogo que nos permitan construir la confianza necesaria para armonizar la diversidad de intereses y aspiraciones de nuestra sociedad en cuatro grandes temas que permitan reflejar amplios consensos:

• Educación.
• Salud.
• Desarrollo.
• Medio Ambiente.

Reconocemos, como ya he mencionado, la deuda histórica del Estado con los pueblos originarios, y llevaremos a cabo nuestro plan mediante un diálogo respetuoso y en condiciones de igualda con una mayoría que hasta ahora ha sido sistemáticamente ignorada. Nos esforzaremos por hacerlos partícipes y beneficiarios de un desarrollo que durante siglos les ha sido negado.

Hemos conformado un gabinete con la mayor participación de mujeres en la historia de Guatemala, una demostración palpable del compromiso del nuevo gobierno con la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.

Reiteramos que la implementación de este programa se dará en el marco del respeto y plena vigencia de los derechos humanos. Repito. Violaciones de derechos humanos, nunca más. Este programa nacional también aspira a posicionar a Guatemala como un actor responsable, influyente y participativo en una comunidad política global que aborda desafíos comunes desde una perspectiva propia.

El desafío más crítico y urgente es, sin lugar a dudas, el cambio climático. Habitamos en una de las regiones más expuestas a los impactos de esta amenaza existencial que, en gran medida, ha sido provocada y tolerada por otras naciones. Mi gobierno implementará medidas necesarias para adaptarnos a estos desafíos y hacemos un llamado a nuestros aliados internacionales para que asuman las responsabilidades adecuadas en su mitigación.

En segundo lugar, me enfrento a un problema complejo que toca muy de cerca mi corazón y el de millones de guatemaltecos y centroamericanos: las condiciones económicas, la catástrofe ambiental que enfrentamos y la inseguridad cotidiana han llevado al desplazamiento de millones de familias en esta región y en todo el continente. Mi gobierno se compromete a tratar a los migrantes que atraviesan nuestro territorio con dignidad, respeto y compasión, de la misma manera en que exigiremos que los migrantes guatemaltecos sean tratados en el extranjero.

Estamos decididos a colaborar con las naciones involucradas en este fenómeno global para encontrar soluciones dentro del marco del respeto a los derechos humanos y al desarrollo sostenible.

Por último, el mundo se ve confrontado por una ola de autoritarismos, la propagación de la intolerancia y la restricción del disenso. Nos enfrentamos a nuevos fenómenos autoritarios, como la cooptación corrupta de las instituciones estatales por parte de grupos criminales que explotan su apariencia democrática para traicionar los principios de libertad, equidad, justicia y fraternidad en los que se fundamentan.

Esta es la lucha que estamos enfrentando en Guatemala, y en otras partes de Centroamérica y el mundo, se libran batallas contra nuevas y antiguas formas de autoritarismo que limitan las aspiraciones de los pueblos y traicionan su soberanía. Me enorgullece afirmar que el pueblo de Guatemala está ofreciendo a la comunidad mundial un ejemplo inesperado de convicción y resiliencia democrática. Mi gobierno está firmemente comprometido con la lucha por la preservación y la expansión de los principios de libertad y democracia, tanto en Guatemala como en Centroamérica, y estará presente donde sea posible y necesario.

El futuro de Guatemala es inseparable del futuro de Centroamérica. El destino de Centroamérica influye en el curso del continente. Todos los pueblos del mundo comparten un destino común como especie humana. Salvaguardar, defender y fortalecer la democracia aquí es tan crucial como hacerlo en cualquier otra parte del mundo. Guatemala está haciendo su esfuerzo. No nos dejen solos. No nos daremos por vencidos.

Estamos cerrando un doloroso ciclo de crisis e incertidumbre para dar paso al amanecer de Guatemala, especialmente para los millones de personas que hoy no pudieron estar presentes en este teatro. Hoy mismo, desde la Plaza de la Constitución, les dedicaré palabras especiales.

En mi camino, expresaré mi agradecimiento a los líderes ancestrales indígenas por su valiente lucha por la democracia y su papel destacado en movilizar a los cuatro pueblos en defensa de la democracia. La gratitud y el honor del cargo que asumo hoy no se limitarán a esta ceremonia: siento una imperiosa necesidad de dirigirme a todos ustedes en el espacio que nos pertenece a todos.

Hoy, los diversos pueblos que componen nuestra gran nación han avanzado llevando consigo la antorcha de dignidad y libertad, cuyo resplandor ha iluminado a todo el mundo. Esta generación se ha erigido como un ejemplo de dignidad y determinación para las generaciones que seguirán.

Solo podemos mirar hacia el futuro con optimismo, esperanza y fe. Nuestra nación, conformada por sus cuatro pueblos, se encuentra ante una oportunidad excepcional e inesperada para transformar el curso de nuestra historia. Vamos a aprovecharla.

¡Y así, que viva Guatemala!

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