Los compañeros de Antar Davidson tenían una petición específica cuando llegaron tres niños migrantes brasileños al refugio contratado por el Gobierno de Estados Unidos en Arizona: "Diles que no se pueden abrazar".
Davidson, de 32 años y de ascendencia brasileña, dijo que los hermanos, de 16, 10 y 6 años, se angustiaron después de haber sido separados de sus padres en la frontera. Los niños estaban "acurrucados entre sí. Las lágrimas corrían por sus rostros".
... watch: @chrislhayes talks to antar davidson who just quit his job as at a migrant youth shelter. #inners pic.twitter.com/BZ05KpHnmO
Las autoridades les habían dicho que sus papás estaban "perdidos", lo que para ellos significaba que podrían estar muertos. Davidson les dijo que tenían que ser fuertes.
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"El joven de 16 años me miró y dijo: '¿Cómo?'", relató el hombre. Mientras miraba llorar al joven, pensó: "Esto no es correcto".
Antar renunció esta semana después de ser un empleado de cuidado de jóvenes en Southwest Key (Estrella del Norte), un refugio ubicado en Tucson, Texas.
Un infierno
Davidson decidió hablar sobre sus experiencias con la esperanza de mejorar un sistema a menudo oculto del escrutinio público. Sus comentarios ofrecen un panorama diferente sobre el funcionamiento de un refugio para migrantes.
"Tell them that they cannot hug."
Antar Davidson worked a migrant detention facility in Arizona until he resigned as a conscientious objector when he was told to keep young siblings from hugging while in detention. pic.twitter.com/Vy1ocz09Xe
El ahora extrabajador dijo que se desilusionó después de que la política de "tolerancia cero" de la administración del presidente Donald Trump comenzó a enviar no solo a los niños que cruzaron la frontera sin ser acompañados por adultos, sino a aquellos separados de sus padres.
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El número de casos está afectando a un establecimiento que describió como carente de personal y equipo para tratar con menores que sufren un trauma psicológico, como el de los tres brasileños. "Es casi como un infierno", narró.
Davidson explicó que, mientras estuvo en el refugio, los niños trataban de huir, gritaban, arrojaban muebles e intentaban suicidarse. Algunos fueron monitoreados porque corrían riesgo, según los registros.
Whistleblower Antar Davidson: “3 siblings separated night before, no beds, then separated from each other, clutched each other, and Southwest Key leader ordered me to not allow them to hug.”
Trump and mob are vile monsters.#KeepFamiliesTogether#Juneteenth2018 #SouthwestKey pic.twitter.com/NZsPN9Yqku
Reacciones
Una portavoz de Southwest Key, la organización sin fines de lucro con sede en Austin que opera el albergue, impugnó esas acusaciones y dijo que el centro cumple con los requisitos de licencia, incluidos los índices de personal y capacitación.
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Según Kenneth Wolfe, vocero del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., el Gobierno contrata 100 refugios en 17 estados. Las instalaciones ahora albergan a 11,313 niños.
27 de esos albergues, ubicados en Arizona, California y Texas, están a cargo de Southwest Key, que es uno de los mayores proveedores de refugios de migrantes a nivel nacional.
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El tema ha generado reacciones en distintos países latinoamericanos, incluso en Guatemala, donde motivó el despido del vocero del Presidente por declaraciones polémicas.
* Con información de CNN
