Como espectador me llena de satisfacción que Alemania haya resultado campeón del Mundial, aunque confieso mi preferencia siempre estuvo en Argentina. La satisfacción pasa por el deleite y potencial de juego mostrado durante el torneo y sobre todo el balance en las alineaciones mostradas por los germanos. Pero sobre todo encuentro satisfacción al ver la consumación de una estrategia pensada y ejecutada a largo plazo, de manera objetiva y profesional. En distintos programas y de maneras muy diversas supe que la estrategia alemana para obtener el campeonato mundial en Brasil 2014 inició nada menos que en 2004 y se mantuvo firme por 10 años.
En 2004, después de su segundo fracaso al hilo en una Eurocopa, el DT de entonces Rudi Voller (ex campeón mundial de 1990) y todo el cuerpo técnico renunciaron de manera razonada haciendo ver que era necesaria una renovación del “Fútbol Alemán”. No se trató de: “perdimos nos vamos”, sino de un análisis a fondo de las circunstancias coyunturales internas y externas. Voller hizo ver que el estilo de juego alemán se mantenía “físico” a la usanza característica, pero era indispensable una renovación en la “técnica” de juego para poder ser competitivos en la actualidad. Lo cual no involucraba únicamente cambiar seleccionador y seleccionados, sino inclusive influir en el nivel competitivo de las ligas y equipos profesionales locales.
En el informe final del proyecto, que arrancó con la renovación en 2004, Oliver Bierhoff (ex jugador y campeón de la Euro 1996) hizo recomendaciones de esquema, de posibles figuras y resaltó que la verdadera posibilidad de ganar un campeonato se daría hasta 2014. Estos señalamientos los hacía en advertencia que los cambios impulsados debían apostar por el largo plazo, aun cuando mediara un eventual fracaso en el Mundial 2006 en que Alemania era local, pues el tiempo para la reestructura necesaria no alcanzaba. En fin, así algunos otros detalles ilustrativos.
Desearía que Guatemala estuviera a nivel mundial, pero no para jugar fútbol sino para poder ser un país que permita el desarrollo de sus habitantes en un nivel de verdadera categoría. Me gustaría que Guatemala estuviera en el Mundial de la calidad educativa y de salud; que pudiéramos tener talla mundial en movilidad y servicios sociales. Que el respeto y garantía de los Derechos Humanos estuviese en niveles aceptables y por qué no, envidiables en el escenario mundial. Anhelo que un día podamos compartir con el mundo la forma en que hayamos consolidado nuestros éxitos como sociedad y como país, no para celebrar la satisfacción de una copa de oro, sino para celebrar la vida y la Humanidad.
Pero llegar a ese ránking, o celebrar esas copas (las copas que valen) requiere de procesos participativos e incluyentes; requiere de pensamiento de largo plazo alineado con acciones de corto y mediano plazo. Necesita de disciplina multisectorial y generacional, de valores aún no cultivados; de voluntades cívicas aún no despertadas, de diálogos y acuerdos no celebrados y milagros aún no invocados. Y aunque podríamos aprender mucho de cómo estos deportistas se prepararon para ganar campeonatos, la verdad es que aún nos falta saber aprender el difícil juego de ser una sociedad.
Goyo Saavedra
Gerente General-TECHO Guatemala
