En la vísperas de la Navidad, varios integrantes de la Casa Real Británica participaron en un almuerzo ofrecido por la reina Isabel en el Palacio de Buckingham, en donde Meghan Markle, la prometida del príncipe Harry, conoció a la mayoría de los integrantes de la familia real.
Pero la reunión familiar no fue del todo agradable. María Cristina de Reibnitz, la princesa de Kent, esposa del príncipe Michael de Kent, incomodó y envió un desagradable mensaje a la nueva integrante de la familia.
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Sabiendo la ascendencia afroamericana de Meghan, María Cristina utilizó un llamativo y enorme broche de oro sobre la solapa para que todos pudieran verlo al ingresar y sobre todo ella, "la impura". Pero no era cualquier joya. Era uno de los polémicos adornos calificados como racistas, siendo figuras que se remiten a la época de la esclavitud.
Aunque algunos indicaron que no se trató de una forma despectiva de dar la bienvenida a Markle, la Princesa de Kent tiene antecedentes raciales. En 2004 protagonizó un hecho que avergonzaría a la mismísima reina. Durante una cena en un restaurante de Nueva York, le dijo a otros comensales que allí se encontraban comiendo de forma ruidosa y que volvieran a "las colonias", en referencia a África.
En un intento de defensa, tiempo después, dijo que había pretendido ser "africana", pero que no lo logró por sus ojos claros, aunque consiguió teñir su cabellera de negro.
Cuando se hizo público el compromiso entre el príncipe Harry y la actriz, la Casa Real emitió un comunicado condenando los comentarios racistas sobre la sangre que corría por las venas de la mujer, pero al parecer, la princesa María Cristina no lo tuvo en cuenta y decidió hacer gala a su fama.
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*Con información de Infobae
