Hace varios meses en uno de los últimos cursos de mi maestría titulado "Planificación estratégica", el catedrático introdujo toda la terminología y el proceso detrás del título, incitándonos a la aplicación de todos los conceptos a nuestra propia vida. Básicamente aprendimos todas las herramientas aplicándolas a una visión de vida partiendo de las siguientes preguntas: ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo pensamos llegar? ¿Qué indicadores nos darán parámetros en el camino? ¿Cuál será nuestra métrica de éxito?
Luego de plantear las interrogantes, pasamos a las diferentes metodologías y la estructura de la planificación estratégica que nos llevaría a materializar nuestras metas. Algo muy apropiado ya que la gran mayoría nunca se había cuestionado esto ni tampoco tenía metas tan definidas que representaran lo que a su percepción les daría plenitud. Recuerdo que entre varios de los puntos que se incluían en mi visión y misión de vida estaba agregar valor a las personas en mi entorno.
El carácter general de esta descripción fue pensado para que no importando mi ocupación o actividad pudiera aplicar este criterio en mis acciones y toma de decisiones. Hace unas semanas se me presentó un proyecto que me emocionó mucho y recordé este punto en mi plan estratégico, pues involucra aportar y cambiar vidas. La idea es un programa integral para apoyar a personas a superar un problema social muy complejo y en aumento a nivel mundial: la obesidad.
Debemos entender que este fenómeno va más allá de la falta de actividad física o una dieta inadecuada. El tema fundamental es el estado mental de quienes lo sufren. Mi parte en el proyecto está enfocada en la planificación de programas de ejercicios adecuados para estas personas, algo que es delicado y no por nada en mi certificación de entrenamiento personalizado le dedico un capítulo completo a éste tema.
Como parte del lanzamiento del programa, fui invitado a la UFM (Universidad Francisco Marroquín), a dar una charla informativa en la que se abarcaran las metodologías apropiadas para ayudar a estas personas a salir de su enfermedad, y si es una enfermedad. La ventaja es que ésta enfermedad sí tiene cura y lo mejor de todo es que la cura no involucra gastos astronómicos en tratamientos y medicinas de hecho en la mayoría de los casos una vez aplicados todos los métodos pueden implicar incluso ahorros en presupuesto para las personas y familias que sufren éste mal.
El reto más grande en el proceso es cambiar hábitos, como lo he mencionado en otros blogs, siendo animales de costumbres, es sumamente difícil re programar el chip y modificar comportamientos, incluso cuando éstos son auto destructivos. Sin embrago sí es posible y hay muchísimos casos de éxito documentados.(Si quieres consejos para cumplir tu propósito de hacer ejercicio, pincha aquí).
Me entusiasma ser parte de este proceso y poder observar las transformaciones que van mucho más allá de una apariencia física, las personas que inician el procesos van teniendo cambios hormonales, de estado de ánimo, auto estima, de forma de relacionarse con otras personas y en general ¡de vivir la vida! Lo mejor de todo es que la mayoría si no el 100% de los cambios son positivos y la calidad general de vida mejora sustancialmente.
El programa apenas empieza, estoy seguro que posteriores blogs estarán inspirados en historias de éxito de los integrantes en el programa. Si cambiamos una vida para bien ya es ganancia, y para ustedes, quienes padecen esta enfermedad, los invito a: ¡VAMOS A DESPERTAR!
