El 90% de las llamadas de extorsión proceden de las cárceles y un reo puede realizar hasta 150 llamadas al día.
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Suena el teléfono y el número de teléfono es desconocido. Tras contestar, inmediatamente inician las típicas amenazas, pero este revela detalles personales de su víctima, revela ubicaciones, nombres de familiares, lugares de trabajo, color del auto y comienza a exigir dinero.
Lo anterior es un ejemplo de cómo operan los extorsionistas para acosar a sus víctimas y esa llamada, como la mayoría de las que se hacen para amenazar salen de las cárceles. De hecho, según los recientes hallazgos del Ministerio de Gobernación (Mingob) durante las requisas en las cárceles, los privados de libertad han logrado establecer toda una estructura que bien se puede comparar con un call center.
Celulares, routers, tarjetas SIM y extensos listados de personas que serían sus víctimas se localizan en cada revisión en los penales, pero ¿quiénes están detrás de estas prácticas?
Hasta 150 llamadas al día
La viceministra de Seguridad del Mingob y exfiscal contra las extorsiones, Claudia Palencia, explicó que la mayoría de casos corresponden a los denominados imitadores.
Se trata de reos que copian no solo los métodos sino hasta la forma de hablar de los pandilleros, con el fin de intimidar a las personas de quienes buscan obtener un beneficio económico, mediante amenazas.
Tal aspecto también fue destacado recientemente por un estudio del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), en el cual se estableció que el 80% de las extorsiones registradas en el país las realizan imitadores y de ellas el 90 % procede de las prisiones.
Según Palencia, se ha logrado establecer que los imitadores dedican buena parte de su tiempo en la cárcel a realizar llamadas extorsivas. Las indagaciones efectuadas en esta materia indican que cada uno de estos individuos puede hacer entre 100 y 150 llamadas por día.
¿Cuánto dura una llamada de extorsión?
De acuerdo con el analista de seguridad Walter Menchú, la gran cantidad de llamadas que efectúan estas personas se debe a que tienen claro que no van a lograr un resultado positivo en el 100% de los casos.
De hecho, según el experto, la tasa de éxito es menor al 50%, pues la ciudadanía se ha vuelto más cautelosa y toma medidas inmediatas como no responder cuando no conoce el número telefónico o cortar la comunicación, una vez escucha las amenazas o sospecha de algún tipo de estafa.
Pese a esto, el analista indica que sigue habiendo un importante número de personas que cae en el "juego del extorsionista" y, en esos casos, las llamadas pueden extenderse hasta media hora o más.
"El problema es que quienes realizan estas prácticas, principalmente los imitadores, pueden infundir temor en sus víctimas, quienes al creer en las amenazas, empiezan a negociar por el pago", explicó el entrevistado.
También destacó como una característica de los imitadores que, cuando logran su cometido y obtienen dinero, no vuelven a llamar a la víctima, pues, en realidad, lo que hacen es aprovecharse de la vulnerabilidad de la persona.
¿Cómo consiguen los números?
Según estudios efectuados por el CIEN, los imitadores, teniendo todo el tiempo disponible al estar privados de libertad, se dedican a hacer búsquedas en las redes sociales, donde algunos usuarios colocan su número de teléfono y lo dejan visible al público.
El Ministerio Público (MP) también ha alertado sobre el aprovechamiento que hacen los delincuentes cuando, al ofrecer un bien para la venta, las personas ponen a disposición su número telefónico, lo cual también ocurre con quienes tienen negocios en línea.
De esta cuenta, se puede inferir que las llamadas son aleatorias y al azar. Además, mucha de la información que obtiene este tipo de extorsionistas procede precisamente de lo que se comparte en internet. Por ello, el MP destaca la trascendencia de la implementación de medidas de seguridad al interactuar en la redes sociales.
Amenazas y estafas
Ahora bien, el MP ha informado que, con el uso de la tecnología, la forma de operar de los extorsionistas también ha cambiado, pues ya no solo hacen llamadas sino que también envían mensajes a través de aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp.
El mecanismo por esta vía es diferente y se ha catalogado más como estafa, ya que se trata de engañar a las víctimas haciéndoles creer que un pariente que está en el extranjero necesita dinero para solventar su ingreso a Guatemala, por ejemplo.
En otros casos, llegan mensajes sobre encomiendas o premios que no son reales y se solicita cierta cantidad de recursos para poder acceder a ellos. Sin embargo, tras hacer el depósito o transferencia, la víctima descubre el fraude.
A decir de Menchú, todas estas tácticas explican por qué en cada requisa en las cárceles se encuentran routers y hasta fibra óptica, que le da acceso a los reos al internet.
En cuanto a la manera en que consiguen el acceso a tal tecnología, la viceministra de Seguridad reconoció que hay debilidad en los controles de visita a los reclusos, ya que es uno de los medios por los cuales consiguen los apartados y chips que usan para extorsionar.
Empero, aseguró que ese no es el único problema e hizo ver que se trata de un fenómeno que se debe abordar de manera integral.
Un problema complejo
En una citación con diputados del bloque TODOS, la funcionaria vio con buenos ojos el avance de la iniciativa de ley 6223, que plantea la restricción de señal telefónica en las prisiones, obligando a las empresas que proveen ese servicio a colocar inhibidos en los centros de detención.
No obstante, remarcó que hay que tomar otras medidas como modificar la Ley de la Superintendencia de Telecomunicaciones, de tal manera que cuando se identifique que un celular se está usando para cometer delitos, se pueda autorizar no solo la "quema del chip", sino que también la destrucción del IMEI del aparato.
Este es un código que tiene cada teléfono y que al ser eliminado impide que se pueda volver a usar. Aparte, Palencia resaltó que el celular no es el único medio que se está utilizando para extorsionar. Según indicó, también se han encontrado radiotransmisores, que sirven para coordinar la comisión de delitos, por lo cual se debe plantear una estrategia al respecto.
Menchú coincidió con la complejidad del tema y manifestó que una de las acciones que permitiría disminuir el ingreso de objetos ilícitos a los penales es impedir las visitas a quienes se ha descubierto en flagrancia.
