¿Recuerdas el caso de los 12 niños conocidos como “Los Jabalíes Salvajes” que quedaron atrapados en una cueva en Tailandia? El rescate de estos niños paralizó al mundo durante 15 días y estuvieron a muy poco de morir ahogados.
A los medios internacionales se les vendió una idea de cómo sería el rescate, sin embargo la realidad fue otra. Es hasta ahora que se publica el libro “The Cave” (La Cueva) del británico Liam Cochrane, que se sabe cómo realmente ocurrieron los hechos.

Esta es la historia
Cuando los socorristas los encontraron, los niños llevaban diez días atrapados, en los que habían estado sin comida, en la oscuridad absoluta, cavando y durmiendo. Pero con la llegada del doctor Pak y de tres fuerzas especiales tailandesas, ya no estaban solos.
Extraer a los chicos era emergente, los niveles de oxígeno de la cueva bajaban rápidamente y las lluvias comenzaban a inundar el lugar. Comida y atención médica no era suficiente. Había que sacarlos.
Al mundo se le dijo que los niños saldrían buceando. Desde la dirigencia del rescate se dijo:
Los medios informaron que cada uno de ellos estaría atado a una manguera de aire y nadaría con un buzo de rescate adelante y otro detrás. ¡Todo fue mentira!

El primer problema
Los rescatistas que habían estado en la cueva inundada sabían que era imposible que un niño que nunca había buceado aprendiera a hacerlo y pudiera salir de ahí a través de los estrechos túneles llenos de barro y con visibilidad casi nula.
En realidad, para sacar a los niños, debían sedarlos y sacarlos cargados.
Bajo la mentira comenzó el rescate, para ello se necesitaban especialistas, y fueron llamados dos buceadores australianos de gran experiencia, el doctor Richard Harris, un anestesiólogo conocido como el Dr. Harry, y su amigo y compañero de buceo Craig Challen, un veterano retirado.

Aún contando con los mejores, todos sabían que el plan era arriesgado. El Dr. Harry y su compañero pidieron al Gobierno tailandés inmunidad diplomática por si algo salía mal. No confiaban en que las drogas funcionaran.
Otros socorristas pensaban que en la operación podían morir hasta cinco niños. Esos temores aumentaron cuando Saman Gunan, un ex SEAL tailandés de 37 años que se había ofrecido voluntariamente para ayudar, murió durante las operaciones de preparación del rescate. Si había muerto un buzo tan experimentado, ¿qué posibilidades tenían los niños?, era la pregunta que todos se hacían.
El Dr. Harry decidió sedar a los niños con una combinación de tres drogas: Xanax, para aliviar el miedo; ketamina, para dormirlos, y atropina, para reducir la saliva en su boca, con la cual podrían ahogarse. Una segunda inyección de ketamina la harían después de una hora con una jeringa precargada, para que la sedación durara las tres horas necesarias y hacer el recorrido hasta la salida. El día elegido fue el 8 de julio, un domingo.

El verdadero rescate
Ek, el entrenador, decidió quiénes serían los primeros cuatro en salir. Ek seleccionó a Note, Tern, Nick y Night, porque sus casas era las más alejadas de la cueva.
Note, de catorce años, fue el primero en salir. Se puso un traje de baño y se tragó la pastilla sedante que le dio el doctor Pak para relajarlo.
Bajó la pendiente hacia el Dr. Harry y se sentó en su regazo. El anestesista le inyectó el resto de las drogas y el niño quedó inconsciente. Luego le pusieron el equipo de buceo y un tanque de aire atado a su frente. Encendieron el aire y colocaron la máscara. Después de 30 segundos, Note comenzó a respirar normalmente.
Luego, los buzos lo esposaron para asegurarse de que si se despertaba no intentara arrancarse la mascarilla, poniendo en peligro su vida y la de su socorrista.
El buzo británico Jason Mallinson se sumergió junto con Note, en la misma posición de un paracaidista con su instructor. Comenzó a nadar hasta la siguiente cámara, donde Craig Challen estaba esperando para hacerle un control médico en tierra firme. Luego volvieron a sumergirse, abriéndose camino con cuidado: era fundamental no golpear al niño con estalactitas y rocas para que no se despertara o se le desprendiera la máscara.
Luego superó la brecha más estrecha y llegó a una parte del túnel que estaba en posición vertical. "Fue muy desalentador y muy lento", recordó. Estaba avanzando hacia la cámara 6, la mitad del recorrido.
Allí, otros dos buceadores lo esperaban. Mallinson emergió y el niño estaba respirando y vivo. El plan estaba funcionando. Una vez más, Note fue arrastrado a una zona de tierra firme sin agua para un control médico. Todo se veía bien. El niño dormía. Volvieron a sumergirse y llevó a Note por el resto de la cueva inundada hasta la cámara 3, el centro de comando. Lo cargaron en una camilla de rescate especial para que pudiera deslizarse fácilmente sobre la roca hasta llegar a la salida. ¡Estaba a salvo!

Los otros 12
Los siguientes fueron Tern, de 14 años, Nick, de 15 años. Todo iba bien hasta que Night reaccionó mal a las drogas y tuvo que pasar una media hora antes de que se recuperara. Pero también logró salir. A las 9 de la noche, la operación del primer día había terminado, los cuatro niños habían salido.
Al día siguiente, otros cuatro niños fueron llevados a la superficie con éxito, aunque uno comenzó a despertarse cuando Jason Mallinson lo estaba llevando a través de un pasaje parcialmente inundado, y el buzo tuvo que inyectarle otra dosis de sedante mientras controlaba al niño en el agua.
Faltaban cinco, mientras aumentaban el agua, la lluvia y la preocupación de los buzos. El entrenador Ek fue el primero en salir del último grupo. El siguiente fue Tee, que quedó enganchado con un cable en el túnel. John Volanthen recordó haber tenido que "estacionar" al niño en el fondo de la cueva inundada mientras cortaba el cable y liberaba sus piernas. Probablemente estar sedado fue decisivo para que se salvara. Titán, el niño más joven y el segundo más pequeño, fue el siguiente, seguido de Pong.

Finalmente fue el turno de Mark, el más pequeño y el último. Con Mark el problema era que no había máscaras lo suficientemente pequeñas para ajustarlas a su rostro. Una que podría funcionar había sido encontrada a último momento durante la noche y llevada a la cueva.
Todos estaban sanos y salvos. El mundo celebraba el rescate.

- TE PUEDE INTERESAR:






