Terminar con la pobreza ha sido el sueño de políticos, economistas y filósofos, con resultados a menudo catastróficos para la humanidad.
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Michael Miller, experto en desarrollo y profesor de filosofía, ha dedicado parte de su vida a reflexionar sobre este tema. Jefe de Iniciativas Estratégicas del Acton Institute, una organización norteamericana que promueve los beneficios de la libre empresa, Miller recopiló las conclusiones de su investigación en una serie de videos titulada "Poverty Cures" o "Remedios para la Pobreza".
Miller estuvo en Guatemala para colaborar con el Instituto Fe y Libertad. En conversación con Soy502, abordó varias de las ideas principales que promueve el Acton Institute para que millones en el mundo tengan acceso a la justicia y puedan crear prosperidad para ellos, sus familias y comunidades.
1. No, el egoísmo no es bueno: combatir la pobreza es una obligación moral
Como pensador cristiano y católico, Miller descarta las posturas que abogan por el egoísmo a ultranza como motor de la actividad empresarial y el capitalismo. Por el contrario, Miller afirma que velar por los más necesitados es un deber. "En la tradición cristiana, la epístola de Santiago dice que la religión pura es cuidar de la viuda y el huérfano en dificultad y guardarse sin mancha del mundo", afirma. "Cada uno de nosotros estamos llamados a ayudar a los pobres. La pregunta es cómo, porque hay mejores y peores formas de hacerlo".
2. Diferenciar entre emergencias y pobreza crónica
Para Miller, existe una diferencia clave entre dos situaciones de necesidad: cuando la gente se ve afectada por un desastre natural y cuando sufre pobreza crónica. En el primer caso, Miller indica que se debe actuar de inmediato para aliviar el sufrimiento de la gente. El problema es que la mayoría de pobres en el mundo no lo son porque hayan sido víctimas de una calamidad repentina, sino porque son crónicamente pobres. "Una respuesta de emergencia no es la solución correcta" explica Miller. "En Guatemala, en Latinoamérica, o África del Sub Sahara, la principal razón por la cual la gente es pobre, es porque carece de acceso a las instituciones de la justicia: títulos certeros de propiedad, la capacidad de hacerse escuchar en tribunales, de registrar sus negocios sin gastar miles de dólares o contratar un abogado, la capacidad de comprar y vender libremente sus mercancías".
La pobreza crónica no se elimina con dádivas, argumenta Miller. De hecho, esta actitud, en muchos casos, empeora la situación al "socavar la habilidad de las personas de crear prosperidad por sí mismas". Más que regalar cosas, el enfoque adecuado es preguntarse por qué las personas están excluidas y buscar formas de incluirlas. "No debemos tratarlos como objetos de nuestra caridad, de nuestra lástima", enfatiza, "debemos tratarlos como protagonistas de su propia historia de desarrollo".
3. Tres elementos esenciales: Estado, mercado y comunidad
Miller indica que es imposible eliminar la pobreza con un enfoque simplista y unilateral. No lo puede hacer solo el Estado, o solo el mercado o las comunidades: la única forma es a través de la acción conjunta y bien encaminada de estos tres componentes.
El Estado debe cumplir su rol institucional, explica Miller: "garantizar títulos de propiedad y protegerlos, asegurar el acceso a la justicia y el Estado de Derecho, crear seguridad para que la gente pueda trabajar sin miedo a la amenaza de violencia, crear condiciones como infraestructura y otros servicios". Por su parte, los empresarios y el mercado deben aportar lo suyo: que las personas puedan conducir sus negocios en libertad para que puedan cuidar de sus familias. Pero eso tampoco es suficiente, puntualiza Miller. "Luego viene la importancia de la familia, la Iglesia y otras asociaciones civiles. Esas tres partes, el Estado, el mercado, la familia, la Iglesia y las asociaciones civiles, las tres juntas, crean las condiciones para la prosperidad y el florecimiento humano".
4. La salud, la educación y la infraestructura no bastan
Miller también explica que proveer servicios importantes como educación, salud e infraestructura no son suficientes para que una sociedad pueda florecer. Si las personas gozan de esos beneficios, pero carecen de las instituciones fundamentales de la justicia, es en vano. "Si no tienes certeza de tu propiedad, no puedes participar en la economía formal, no puedes registrar tu negocio, no confías en el sistema de justicia, vas a hacer una de estas tres cosas: vas a migrar, vas a desesperarte o si puedes, vas a unirte a la clase política corrupta".
En este sentido, Miller indica que tanto el crimen generalizado como la migración masivo que se ven en varias partes del mundo, como en Guatemala, son síntomas de desesperación. "¿Por qué te irías tu pueblo en Guatemala, donde el clima es agradable, tienes a toda tu familia, hablas el idioma, tienes una comunidad, para irte a un lugar donde difícilmente conoces a alguien, donde hace mucho frío y debes vivir en una situación muy complicada? Te vas porque no tienes esperanza", dice Miller.
5. Por qué falla la ayuda internacional
Desde hace décadas, los países ricos del mundo impulsan iniciativas de "cooperación internacional", con resultados muy mediocres cuando no inexistentes. ¿Cuáles son las razones de ese fracaso? En este punto, Miller es contundente: muchas veces, en vez de ayudar a los pobres, la ayuda internacional termina subsidiando la corrupción, así como creando incentivos para la ineficiencia gubernamental. "Es mucho más fácil para los políticos tener relación con los donantes que escuchar a la gente", enfatiza Miller.
