De enero a junio de este año, 161 niños, niñas y adolescentes han perdido la vida de forma violenta en el país; 104 de ellos, han sido blanco de las balas, aunque también se reportan decesos a causa de asfixia por estrangulamiento, asfixia por suspensión y arma blanca.
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Aunque la cifra de muertes presenta una disminución respecto al mismo periodo de 2024, cuando se registraron 182, el panorama completo no está definido, ya que los números no incluyen los crímenes suscitados en julio.
En el hecho más reciente, un ataque armado dejó tres muertos en Flores Costa Cuca, dos de ellos, estudiantes de un instituto del nivel básico de ese municipio, las víctimas son Melvin Castellanos y Carlos Tema, ambos de 14 años, quienes al parecer eran reclutados por pandilleros.
En el mismo hecho resultó herido otro alumno de 15 años, quien lucha por su vida en un centro asistencial.
Otros hechos
El pasado 20 de julio, en Esquipulas, Chiquimula, Diego Ramos Ceballos, de 17 años, pereció baleado por un desconocido justo en el límite fronterizo con Honduras; el crimen ocurrió en las afueras del caserío El Horno.
Cinco días después, pero en Malacatán, San Marcos, cuando conducía una camionetilla, Josué Alvarado, de 17 años, fue asesinado a balazos en el caserío Nuevo Egipto. El menor de edad era hijo de Juan Alvarado, integrante del Concejo de la municipalidad local.
Sin embargo, la niñez y adolescencia también ha sido vulnerada de otras formas, pues según el Ministerio Público, en el primer semestre del año en curso, registran 9 mil 220 denuncias por delitos contra niñas, niños y adolescentes; de estas 5 mil 293 son por maltrato, 2 mil 490 por violencia y 1 mil 074 por agresión sexual.
