Discreta y de fuertes convicciones religiosas, la primera dama de Brasil, Michele Bolsonaro, se ha mantenido siempre en un segundo plano, pero está dispuesta a atender “el mayor número posible” de programas sociales del Gobierno que comanda su marido, el presidente Jair Bolsonaro, que tomó posesión de su cargo este martes 1 de enero.
Pero el primer gesto de Michelle como primera dama fue saltarse el protocolo e intervenir en la toma de posesión de su marido incluso antes que él para dirigirse a los brasileños en lenguaje de señas, algo que en campaña ya había hecho.
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Aprendió ese lenguaje incentivada por su madrastra y todos los domingos actúa como traductora de los cultos evangélicos de la Iglesia Batista Atitude, en la zona oeste de la capital fluminense, para fieles con discapacidad auditiva.
Nosso discurso de posse e que se torna o eixo de nosso governo: https://t.co/YZxUV7mQ5g
Con pocas apariciones públicas, incluso durante la campaña electoral, Michelle de Paula Firmo Reinaldo, de 38 años, se ha mantenido alejada de la línea de frente de la política y comparte su tiempo entre el cuidado de sus dos hijas y las labores sociales que realiza en la iglesia evangélica que frecuenta.
Michelle señaló que se mantendrá a la sombra de su marido, pero buscará participar en el “mayor número posible de programas sociales”, como ya hicieron algunas de sus antecesoras.
* Con datos de La Vanguardia






