Un nuevo estudio sacó a luz por primera vez cómo que el Covid-19 provoca una inflamación grave en algunas personas, provocando problemas respiratorios agudos y daños multiorgánicos.
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El trabajo fue publicado en la revista Nature, con la autoría de un equipo investigador, dirigido por Judy Lieberman y Caroline Junqueira del Hospital Infantil de Boston junto a Michael Filbin del Hospital General de Massachusetts, EE UU.
Según indica el estudio los anticuerpos desarrollados cuando se contrae Covid-19 pueden aumentar este tipo de reacción, mientras que los generados por las vacunas de ARNm parecen no hacerlo, por ello la importancia de la vacunación, esto fue demostrado con muestras sanguíneas de pacientes afectados y de fallecidos por el virus.
“Queríamos entender qué distingue a los pacientes con Covid-19 leve de los graves, sabemos que muchos marcadores inflamatorios están elevados en las personas con enfermedad severa, pero no conocíamos qué desencadenaba esta reacción”, dijo Lieberman.
Señales de inflamación
Los autores descubrieron que el SARS-CoV-2 puede infectar a los monocitos, que son las células inmunitarias de la sangre que actúan como centinelas y ofrecen una respuesta temprana a la infección.
También se afectan los macrófagos, células presentes en los pulmones que una vez infectados sufren un tipo de muerte celular conocida como ‘muerte ardiente’ o piroptosis, que libera una explosión de potentes señales inflamatorias de alarma.
“En los pacientes contagiados, alrededor del 6 % de los monocitos sanguíneos morían de esta manera”, señala Lieberman.
“Es una cifra importante, porque las células moribundas se eliminan rápidamente del organismo”. Al examinar el tejido pulmonar de las personas que fallecieron por Covid-19, hallaron que aproximadamente una cuarta parte de los macrófagos del tejido también estaban pereciendo.
“La piroptosis es un factor importante que contribuye a la gravedad de la enfermedad. La respuesta inflamatoria es protectora: recluta y activa células inmunitarias en los lugares de infección”.
En personas propensas a la inflamación, como los ancianos, la reacción puede descontrolarse haciendo que los pulmones se llenen de líquido y los vasos sanguíneos se vuelvan permeables, según los expertos.
“Los anticuerpos recubren el virus, y las células con el receptor CD16 captan entonces el virus”, indica Lieberman.
Según afirman, en los pacientes sanos que han recibido las vacunas de ARNm, los anticuerpos que desarrollaron no parecían facilitar el contagio.
Los autores sugieren que los anticuerpos generados por la vacuna tienen propiedades ligeramente diferentes a los que se desarrollan durante la infección y no se unen tan bien al receptor CD16.
Como resultado, estas células inmunitarias no entran en contacto con el virus.
