El resultado de las elecciones legislativas británicas, que ganaron con amplio margen los conservadores este viernes, constituye un fracaso estrepitoso para el Partido Laborista, pero también para las empresas encuestadores, que se equivocaron sin excepción.
Incluso una de las empresas solicitará a la Comisión de Encuestas británicas que se haga una auditoría, y se exigirá un replanteamiento a todos los institutos encuestadores y a revisar sus métodos.
La Comisión respondió con la apertura de una investigación independiente. "Las últimas encuestas de opinión antes del escrutinio claramente no eran tan precisas como hubiéramos deseado", destacó la institución.
Resultados de encuestas
Desde de hace meses, los institutos pronosticaban un resultado reñido al máximo, un empate casi absoluto entre los tories y los laboristas. Incluso un día antes YouGov, ICM y Survation decretaron empate técnico.

Otras tres empresas, TNS, Opinium y Comres, daban a los conservadores un punto de ventaja, y la firma Panelbase daba dos puntos por delante a los laboristas. Todos los diarios seguían esa tendencia y destacaban en titulares un final de carrera ajustadísimo.
Cuando llegaron los primeros sondeos a pie de urnas, esta vez incontrovertibles, la sorpresa fue absoluta. Nada menos que 77 escaños de ventaja para los conservadores: nadie creía en ello, ni los vencidos ni los vencedores.
A medida que avanzaba la noche esas proyecciones se reforzaron incluso: los conservadores ganaron con comodidad y los encuestadores quedaron en ridículo.
"Estoy perplejo", reaccionó Peter Kellner, el presidente de YouGov que, según el diario sensacionalista The Sun, había incluso vuelto a encuestar a 6 mil personas el jueves a la salida de las urnas, para confirmar luego el empate (34% para los conservadores y la misma cifra para los laboristas).
"La noche no fue formidable ni para los encuestadores ni para los analistas. Se solicita autopsia" tuiteó Lord Michael Aschcroft, un millonario especialista en sondeos locales.






