Hace escasos meses al hablar sobre la renovación al mandato de CICIG y en respuesta a las declaraciones del Vicepresidente de Estados Unidos, Otto Pérez Molina expresaba que de ninguna manera se dejaría influenciar o presionar.
Ahora, las imágenes de la conferencia de prensa del martes 2 de junio por la mañana son el retrato perfecto de lo que vive el Presidente: acorralado, sin ideas, sin equipo y con miedo. O más bien de cómo se siente: aturdido, atormentado, sin compresión de lo que ocurre y sin lograr dimensionar los efectos de lo que acontece. Como ciudadanos debemos saber por qué ha tenido esos drásticos cambios en su actuar. Sí, todos sabemos que es por la crisis, pero ¿cómo vive el hombre que gobierna (formalmente) al país la crisis en su mente?
Dos dictadores que enfrentaron la manifestación pública general son nuestro antecedente a lo que hoy ocurre: Jorge Ubico y Manuel Estrada Cabrera. El primero entendió que todo había cambiado y que su permanencia era insostenible: renunció. El segundo, ofuscado en el poder y convencido, o más bien confundido, que debía cumplir su mandato “constitucional”, emprendió una serie de actos en su “defensa” que sólo demostraron su incapacidad para el ejercicio de dicho cargo: fue defenestrado por incapacidad.
Los precedentes están escritos en la Historia, ¿cuál será el camino que emprenderá el Presidente? Hay una cosa que no deja lugar a dudas: el lenguaje corporal del Presidente en la conferencia junto al embajador no es para nada el semblante que debería mostrar un Jefe de Estado en la Casa Presidencial.
La Presidencia no es cualquier cosa. En la crisis que vive Guatemala la permanencia de Otto Pérez Molina en la Presidencia no genera estabilidad ni perpetúa la institucionalidad democrática, sino al contrario desgasta a la Presidencia como institución. La defensa del Presidente frente a la solicitud de su renuncia es aferrarse al cumplimiento del período constitucional. Pero a estas alturas y después de las demostraciones de carácter de su parte, cabe preguntarse: ¿continúa Otto Fernando Pérez Molina con la aptitud mental para ejercer la Presidencia?
Es la crisis, y las presiones relacionadas, el motivo que cambió la posición del Presidente sobre no dejarse influenciar por naciones externas fue esta esa crisis, acompañada de ciertos impactos en su capacidad cognitiva.
Tal vez la psicología tenga la respuesta y es que en el momento en que nuestro cerebro está superado en la cantidad de información que debe procesar, ésta se empieza a filtrar de manera subjetiva y se genera una imposibilidad de razonar intuitivamente a órdenes o decisiones de gran magnitud. A esto, los psicólogos lo llaman sesgo cognitivo. El sujeto que presenta sesgos cognitivos de forma más frecuente, usualmente está frente a una presión personal, moral y social muy fuerte, y hay que decirlo, no suele tomar decisiones acertadas.
La crisis no se detuvo con la salida de la ex Vicepresidenta y no va a parar en los próximos días. La Presidencia de la República de Guatemala representa la unidad nacional y ello requiere que quien la ocupe tenga la aptitud física y mental para asumir ese reto. Si lo acontecido ha generado el impacto que el Presidente ha demostrado, es justo preguntarse: ¿será apta su condición psicológica para continuar ejerciendo la Presidencia? Esta pregunta no la debe responder él, sino el Congreso de la República.
