Una adolescente de 15 años dio a luz a dos hijos en distintos años; ambos embarazos fueron producto de violaciones sexuales. Un agresor fue condenado, el otro aún es investigado.
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El 30 de octubre de 2018, Juana llevó a su hija Marta, de 15 años, al hospital de Totonicapán. Ingresó porque se sentía enferma. Los médicos la recibieron y empezaron a evaluarla para determinar qué le estaba ocurriendo.
Horas después, Marta dio a luz a un bebé. Fue en ese momento que Juana se enteró del embarazo de su hija. Marta se lo ocultó, no por miedo a su mamá, sino por miedo a que la mataran, ya que había sido abusada sexualmente y el agresor la había amenazado si contaba algo.
Ese día, Marta decidió decir la verdad. Comentó que en cuatro ocasiones había sido violada por su papá, un hombre de 43 años de edad, agricultor y quien tenía otros seis hijos, además de Marta.
El hombre fue identificado como Juan José Francisco Cua Ajpop.
En el hospital y como parte del protocolo de atención a menores, notificaron de lo ocurrido al Ministerio Público y comenzó la investigación.
Las violaciones
Marta contó que su papá aprovechaba cuando ella se quedaba sola en la casa para cometer los abusos. En dos de las violaciones estaba bajo efectos de alcohol, pero en todas le decía que si contaba algo la mataría. De las cuatro violaciones, tres ocurrieron en horas de la noche y fueron en el interior de la vivienda familiar.
El primer abuso ocurrió en enero de 2018 por la mañana. Marta se encontraba haciendo el desayuno, su mamá se había ido a la iglesia.
En la casa, el papá se acercó a su hija. Ella pensó que quería algo de comer, pero, en cambio, le dijo: "Sos una puta". La menor no entendía lo que pasaba. Juan la tomó a la fuerza, la tiró al piso y en el suelo de la cocina abusó de ella.
La víctima contó durante el juicio que la violó por varios minutos, luego se levantó y le dijo que si decía algo la mataría. Ella se levantó del piso y se fue a cambiar. No logró decirle nada a su mamá.
Los días pasaron y Marta creyó que ya no pasaría de nuevo, pero el 12 de febrero a las 20:00 horas volvió a pasar: su papá la violó.
Esa noche, Juana, la mamá de Marta, había ido a una reunión de la comunidad. La menor estaba en la cocina lavando platos cuando su papá se acercó nuevamente. Esa vez había estado bebiendo, por lo que fue más agresivo en el abuso.
Juan José volvió a amenazar a su hija para que no dijera nada. Marta guardó silencio, tenía miedo y se sentía mal.
A finales de febrero, su papá volvió a abusar sexualmente de ella. También ocurrió a las 20:00 horas. Juana no estaba en casa porque había ido a un culto.
Juan José aprovechaba esos momentos para abusar de su hija. Esa noche, la niña le pidió que no le hiciera daño, pero él le dijo: "Si no te dejas, te voy a matar". Marta le dijo que lo denunciaría y él le contestó: "Voy a contratar a personas para que te maten".
Posterior a la amenaza, la violó. Esta vez ocurrió en la sala de la vivienda.
La última violación ocurrió en marzo, fue en el cuarto de la víctima. El papá se acercó en horas de la noche y aprovechó para agredir a su hija, luego de que su esposa saliera a un culto.
Marta dio a luz en octubre, por lo que las fechas de las violaciones coinciden con la edad gestacional del bebé.
Además, durante el juicio, el Ministerio Público presentó pruebas de ADN realizadas al bebé y a Juan José, y ambas coincidieron genéticamente.
Una violación previa
El caso de Marta se conoció porque acudió a los servicios de salud, pero los investigadores también descubrieron que previo a los abusos de su papá, la menor había sido violada tres años antes por un primo de 21 años y que producto de esa violación quedó embarazada.
En 2020, durante la sentencia emitida por el Juzgado Unipersonal de Sentencia Penal de Totonicapán, se ordenó al Ministerio Público investigar al primo de Marta, quien habría sido el primero en violar a la menor.
Mientras que contra Juan José Francisco Cua Ajpop fue dictada una sentencia condenatoria de 88 años de prisión. Además, por petición de la Procuraduría General de la Nación, se le ordenó el pago de Q57 mil a la víctima como parte del pago de terapias psicológicas que hasta la fecha recibe.
