En una ciudad como Guatemala, donde la tragedia viene acompañada de balas, asaltos o accidentes de tránsito, causó revuelo que el desplome de un árbol en plena zona 10 capitalina haya sido la causa de dos muertes esta semana.
Muchas dudas surgieron luego de observar la escena en la que un tronco añejo de eucalipto, de más de 80 años, se desplomara sobre un vehículo que pasaba justamente por la 12 calle y 6a. avenida. Perdieron la vida Jonathan Leiva, de 33 años, propietario de un taxi, y Mónica Higueros Franco, de 27 años, quien iba como pasajera.

Ésta es la segunda ciudad de Latinoamérica con más árboles y áreas verdes por cantidad de habitantes, tomando en cuenta que en ella habitan más de 2 millones de personas. Eso hace que la cantidad de árboles que se ubican en áreas urbanas sea incalculable y, por ende, muy difíciles de monitorear.
La responsabilidad de lo sucedido apuntaba hacia un descuido de la Municipalidad de Guatemala, la cual negó que el desplome del árbol fuera provocado por una fuga de agua subterránea denunciada por un vecino, como se había indicado.
María José Salas, vocera de la Empresa Municipal de Agua de Guatemala (Empagua), aseguró que no hubo tal denuncia y que una fuga habría inundado la calle por completo alertando a la comuna inmediatamente, por lo que según su versión fue la caída del árbol provocó la ruptura de dicha tubería.
Ciudad de árboles longevos
Carlos Sandoval, vocero de la Municipalidad de Guatemala, señaló que la dirección de Parques y Áreas Verdes de la comuna contabilizó que los árboles de la Avenida Reforma, zonas 9 y 10; Avenida las Américas, zonas 13 y 14, así como de los ubicados en las zonas 15 y 16, tienen más de 100 años.
Sin embargo destacó que no existen parámetros específicos que indiquen qué altura debe tener un árbol ubicado en un área urbana, ni la frondosidad de sus ramas, edad o la profundidad de sus raíces.
Sandoval señala que es difícil monitorear todos los árboles, pues sólo cuentan con 56 personas para supervisar los 160 parques ubicados en toda la ciudad y áreas verdes de la zona.
El vocero de la municipalidad, así como expertos del Instituto Nacional de Bosques (Inab) indicaron que la única prevención efectiva es el aviso de los ciudadanos que reporten algún árbol inclinado o debilitado.

Raíces débiles
Consultado sobre la caída del árbol, Edgar Rodríguez, del Inab, considera que la vejez del eucalipto, así como el debilitamiento de la raíz, pudieron ser las causas de la tragedia.
Rodríguez comentó que el árbol tenía más de 80 años y el encontrarse rodeado de pavimento pudo generar que las raíces no recibieran los nutrientes necesarios, lo cual haría que éstas no crecieran lo suficiente y que no fuesen proporcionales al tamaño del mismo. El Inab no tiene registros de los árboles en zonas urbanas, pues estos son responsabilidad de las municipalidades.
El problema no es exclusivo de la ciudad de Guatemala. El Instituto de Biología de la Universidad Autónoma de México publicó un estudio en el que precisamente hace referencia a la falta de planeación urbana al momento de plantar árboles. Esta investigación confirma que los árboles fueron colocados al azar, sin una correcta planificación. Por lo regular se siembran eucaliptos, truenos, casuarinas, pirul y jacarandas, pero estos árboles son descuidados y no reciben el mantenimiento adecuado. No hay quien les brinde el abono indicado, ni siquiera agua, ni poda o cuidado de sus raíces.
El estudio concluye que los gobiernos o en este caso las municipalidades, deben incluir a los árboles en la planificación urbana, considerando el tamaño de la especie, el espacio que necesita para desarrollarse y el cuidado que se le debe dar para prevenir problemas como la invasión del espacio vial o de cableado.
En la ciudad de Guatemala, las dos muertes ocurridas deberán generar acciones de prevención y monitoreo. ¿Quién lo hará? Esa es la cuestión clave.






