La vida tiene esas cosas raras. Hay una historia famosa (que nunca terminaré de creer), que dice que unos hermanos murieron atropellados por el mismo taxi conducido por el mismo tipo, con la misma pasajera dentro, en la misma esquina, mientras manejaban la misma motocicleta, con un año de diferencia. (Sí, ¿?).
Pues ese nivel de paralelismo ya roza lo ridículo (como el árbitro en Panamá vs México…), pero hay que decir que las coincidencias existen. Y como los guatemaltecos somos tan futboleros, todos estamos conscientes de que mucho de lo que ha sucedido en estos meses en nuestro país, se puede comparar con lo que ha sido la FIFA.
Tanto del circo político de Guatemala como de los desastres de corrupción de la FIFA se hacían chistes desde hace muchos años, hasta que alguien decidió que estaba bien reírse, pero que era aun mejor hacer algo al respecto. Y así iniciaron las investigaciones que terminaron por sacar a Roxana Baldetti y a Joseph Blatter de sus respectivos puestos.

Pero como bien sabemos, ninguno de los dos era el único culpable de dos redes de mentiras que están más trabajadas que la historia del taxi del primer párrafo. Y así fueron cayendo otros por aquí y por allá, en gran parte porque la gente se dio cuenta que la presión estaba haciendo efecto.
Hay un problema, eso sí, cuando llevas tanto tiempo allá arriba haciendo de las tuyas: llegas a creer que la gente es tonta, y lo crees en serio. Y por esa idea tan falsa es que se llevaron a cabo los dos ridículos de esta semana: Edgar Barquín ‘rezando por el pueblo’ y Mark Geiger arbitrando el partido entre Panamá y México.
#MalditaCorrupción Mira la reacción de la Roja, tras el partido de anoche. http://t.co/CJcEw3EDWJ ¿Qué opinas? pic.twitter.com/xHyhSoZQNX
La primera, una ‘manifestación pacífica’ a favor del pueblo Guatemalteco, terminó en agresión a varios periodistas, y la ecuación es sencilla: cuando lastimas a alguien que está haciendo su trabajo es porque tú no has hecho el tuyo (o porque estás en una pelea de artes marciales mixtas, que no era el caso). Al final, nadie se creyó nada de lo que sucedió en la Ciudad de Guatemala.

Un poco más lejos (pero no tanto), el árbitro estadounidense Mark Geiger tuvo una actuación descarada que llevó a México a la final de la Copa Oro. ¿Estaba arreglado o solo fue un árbitro muy malo? Pues no lo sabemos con certeza, pero cada quién tendrá su opinión.
Lo que sí sabemos es que nada de lo que sucedió en estos días pasó inadvertido para los ojos de la gente que queremos que se haga justicia y que nos dejen de ver como si fuéramos tontos. Lo que no sabemos es si al final el partido Líder podrá salirse con la suya y si la FIFA podrá hacerse ‘la loca’ después de el escándalo arbitral de ayer.
Lo bueno, y que lo sepan Barquín, Blatter y todos los demás, es que el pueblo se ha puesto de pie y tiró la silla hacia un lado, porque no piensa sentarse pronto.






