Rex Heuermann está siendo acusado por 11 homicidios que no se resolvieron en 10 años.
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En la playa de Gilgo Beach encontraron los restos de una mujer, pero ella tan solo fue la primera.
En el 2010 la policía llegó a descubrir los cadáveres de otras tres mujeres. Poco tiempo después se encontraron los restos de otras seis personas a varios kilómetros de la autopista.
La víctima número once, Shannan Gilbert, quien en realidad fue la que levantó las alarmas del caso, pues la reportaron como desaparecida, fue encontrada sin vida en diciembre del 2011 en una autopista.
Gilbert llamó a emergencias al salir de la casa de un cliente, y aseguró que alguien la perseguía. Desde ese día la policía comenzó a buscarla pero encontraron primero a Melissa Barthelemy, sin vida.
De ahí surgió la leyenda de "Los asesinatos de Gilgo Beach". El perfil de las víctimas eran jóvenes trabajadoras sexuales que ofrecían su servicio a través de Craiglist, según AFP.
El caso no pudo ser resuelto por más de 10 años, pasando por distintos comisarios de policía, miles de pistas e innumerables teorías.
El año pasado se relacionó una antigua pista. Una camioneta vinculada a la desaparición de una de las víctimas estaba a nombre de Rex Heuermann.
Heuermann es un arquitecto de Nueva York de 59 años que estaba casado con una mujer llamada Asa y con quien tuvo una hija y un hijastro.
Cuando lo acusaron por asesinato, luego de ligarlo al caso gracias a una caja de pizza que desechó y de la que lograron rescatar restos de ADN que coincidía un 99% con los restos en los cuerpos de las víctimas, Rex Heuermann se declaró inocente.
Según la policía, el hombre consistía con el perfil de un depredador que era capaz de mantener una vida profesional en los suburbios y la vida de un asesino que mataba en secreto cuando su esposa no estaba en la ciudad.
Los informes reportaron que el teléfono móvil del arquitecto había estado conectado en las mismas zonas y horas que los teléfono de prepago con los que se había comunicado el asesino, haciéndose pasar por cliente de las trabajadoras sexuales.
Los vecinos de Heuermann comentaron que toda su vida vivió en la misma casa "destartalada". Barry Auslander, también vecino, declaró "Era... raro".
