El sacerdote jesuita salvadoreño Rutilio Grande y el italiano franciscano Cosme Spessotto, asesinados por militares en el preludio de la guerra civil (1980-1992) de El Salvador, fueron beatificados este sábado junto a dos laicos, por su martirio en defensa de los pobres y perseguidos del país.
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Al menos 6.000 fieles acudieron a la plaza Divino Salvador del Mundo para la ceremonia, que presidió el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, en representación del papa Francisco.
Un gran templete con un techo de palmas, como símbolo de sencillez, fue levantado para la ceremonia en la que se ha pedido a todos los asistentes acudir con mascarilla para prevenir contagios de Covid-19.
La ceremonia de beatificación es encabezada por el cardenal Gregorio Rosa Chávez.
— Teleprensa (@Teleprensa33) January 22, 2022
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"El hecho de que oficialmente la Iglesia los acepte como mártires es que su vida fue correcta, se arriesgaron por ayudar a los pobres y fueron fieles a una llamada (de servicio) que les costó la vida", dijo a la AFP Rosa Chávez.
En plena Guerra Fría, cuando El Salvador vivía una agitación social reprimida por los militares, Grande mantuvo "una palabra enérgica y cuestionante" y Spessotto el valor de "enterrar" a los muertos que los militares dejaban como escarmiento en las calles, recuerda el cardenal.
Para Doris Yanira Barahona, de 63 años, una ferviente católica, la beatificación de ambos representa "el reconocimiento merecido a dos hombres que fueron muy amados por su labor en tiempos difíciles, y fueron hombres que se entregaron a defender a los más desposeídos".
Grande fue asesinado el 12 de marzo de 1977, mientras atravesaba en su vehículo una carretera de El Paisnal, 40 km al norte de San Salvador. Murieron también el sacristán Manuel Solórzano (72 años) y Nelson Rutilio Lemus (16), quienes serán igualmente beatificados y están enterrados junto a él.
Una serenata de mariachi tuvo lugar ante la iglesia en donde reposan los restos de Grande y los dos laicos que murieron junto a él.
El ataque mortal a Grande fue el inicio de la persecución al clero salvadoreño que denunciaba la injusticia social imperante.
Fray Cosme Spessotto, en tanto, fue asesinado el 14 de junio de 1980 dentro de la iglesia de San Juan Nonualco, 54 km al sureste de la capital y donde fue párroco durante 27 años.
En tanto, el arzobispado de San Salvador anunció que en la ceremonia de beatificación se presentarán reliquias de los sacerdotes asesinados: un pañuelo blanco manchado de sangre que Grande portaba el día de su asesinato; y una manta blanca también ensagrentada con la cual se cubrió el cadáver de Spessotto.
Según la Iglesia, las reliquias representan la presencia de ambos sacerdotes en su beatificación.