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De corazón azul clarito

  • Por Soy502
07 de abril de 2015, 22:05
Clayton Kershaw es la esperanza en esta Serie Mundial para los que tienen el corazón puesto en los Dodgers. 

Clayton Kershaw es la esperanza en esta Serie Mundial para los que tienen el corazón puesto en los Dodgers. 

La nuestra es una relación con más sinsabores que alegrías. De acudir a terapia de pareja, sin duda nos recomendarían valorar nuestras prioridades y determinar si vale la pena seguir.
 
Lo pienso: quizá me conviene más buscar la felicidad con otro, porque puedo contar con los dedos de una mano las veces en que las cosas han funcionado. Nos cuesta completar la meta trazada. Mucho. Desde que empezamos este recorrido juntos, apenas en dos ocasiones. Y esto en muchos años.
 
Sin embargo, en 2015, justo después de la Pascua, se reaviva la ilusión. Vuelvo a creer, como lo hago desde hace décadas, que todo es posible. La grama luce verde, el sol está radiante y Clayton Kershaw (@ClaytonKersh22) domina el montículo. Con tres premios Cy Young a sus espaldas y apenas 27 años tiene una deuda pendiente: hacernos ganar, al fin, una Serie Mundial.
 
El año pasado estuvimos muy cerca. Nuestros toleteros hicieron lo que debían. Nuestros lanzadores, también. Ganamos la División Oeste de la Liga Nacional con relativa facilidad. Kershaw lanzó un juego sin hit ni carrera en un maravilloso día de junio. Pero en postemporada falló todo y nos quedamos en la antesala. Como nos ocurrió en 2013, 2009, 2008, 2006, 2004, 1996 y 1995. Solo para mencionar los últimos 20 años.
 
Ante tantas decepciones, nuestra relación se sustenta en la esperanza. Y en los recuerdos. A mi aún me llena de emoción escuchar el nombre de Kirk Gibson. Ese home run en la parte baja del noveno inning del primer juego de la última Serie Mundial que ganamos hace temblar a cualquiera. Ni qué decir del maravilloso Orel Hershiser (@OrelHershiser) de ese 1988. Pareciese que fue ayer cuando se sacaba un papel del bolsillo de su pantalón para revisar cómo lanzarle a los jugadores de los Atléticos de Oakland, a quienes enfrentó en los juegos dos y cinco. Recibió siete imparables. Y punto. Fue nombrado el Más Valioso de esa contienda. 
 
Así que heme aquí, en 2015, esperando revivir las glorias de 1988 y 1981. Y también aquellos años 60, cuando yo ni siquiera había nacido, en los que Sandy Koufax era el centro de todo. Heme aquí deseando con todo mi corazón que mi equipo se lo lleve todo. Por delante tengo más de 160 juegos. Estaré pendiente de cada uno de ellos. Porque, al fin y al cabo, mi corazón es #Dodgerblue.
 
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