Este miércoles 4 de noviembre se cumplen 98 años del descubrimiento de la tumba del faraón egipcio Tutankamón la cual fue hecha por el arqueólogo Howard Carter.
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Lo que Carter halló en el interior de este mausoleo dejó atónito a todo su equipo, un ajuar funerario que no solo llamó la atención de los científicos por su estado, sino por la riqueza de los objetos encontrados, símbolo de la sofisticación de la vida del Antiguo Egipto.
Seis carros de madera revestida con oro, más de 130 bastones de ébano, plata y marfil, lujosos trajes de la época, infinidad de armas, joyas y amuletos e incluso alimentos. Sin olvidar su imponente máscara funeraria o el templete canópico.
El hallazgo creó una imagen de Tutankamón como un hombre valeroso que fue un gran líder para su pueblo. Sin embargo, esta historia no es del todo cierto, pues solo fue faraón durante nueve años y no fue trascendente comparado con otros reyes.
Existen algunos mitos sobre este hombre que han quedado descifrados y desmentidos con el paso del tiempo.

No fue asesinado
Una teoría que surgió debido al fuerte golpe en la cabeza que presentaba la momia del faraón. Sin embargo, estudios posteriores revelaron que la causa de la muerte fue una simple fractura de pierna que provocó una infección mortal, que acabó con su vida a los 19 años.
Hombre débil
Al contrario de lo que siempre se ha creído, Tutankamón no era un joven fuerte y robusto, sufría una grave enfermedad ósea y además fue diagnosticado de malaria. Los investigadores apuntan a la relación incestuosa de sus padres, que eran hermanos de sangre.

Matrimonio
En la época era algo normal, por eso la relación entre Tutankamón y su esposa tardó varios años en trascender. Después de ascender al trono y con solo nueve años, el joven tuvo que casarse con su hermana Anhesenamon, hija de su padre Akenatón y la reina Nefertiti. Además, se sabe que la pareja tuvo dos hijas que murieron tras el parto, pues en la tumba del faraón había restos momificados de dos bebés.
Su maldición
Siguiendo las supersticiones que los periódicos de la época propagaron tras el descubrimiento de la tumba de Tutankamón, el equipo responsable de su hallazgo sufrió varios infortunios que la sociedad vinculó a una maldición. En primer lugar, el canario de Howard Carter fue devorado por una cobra, un animal conocido como el guardián de los faraones.

Además, el mecenas, un tipo de patrocinador, de la expedición murió en un accidente de tráfico en El Cairo unos meses después. Sin olvidar el gran apagón que sumió a la ciudad en una gran oscuridad ese mismo año. Da igual que esto fuera algo común en 1923, todo el mundo lo achacó a la terrible maldición de Tutankamón.
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