Ser humilde no es lo mismo que ser pobre. ¿Por qué usamos la frase de "origen humilde"?
La humildad es una virtud: la falta de soberbia. Una persona ejerce la humildad cuando no se vanagloria, no es prepotente, no se exalta a sí mismo.
Me molesta el segundo uso, aunque aceptado, pues implica dos cosas:
1. Que los ricos no son humildes.
2. Que la pobreza es una virtud.
Pareciera que en el sentir general de los hispanoparlantes, la pobreza hace virtuoso a alguien y la riqueza lo hace prepotente.
Claro que eso puede ser cierto y no faltan los ejemplos en los que todos hemos visto esa prepotencia en alguien que solo tiene dinero.
Me sucedió el sábado, al llevar a mi hijo a su entreno. Veo como un tipo en su deportivo alemán nuevo, sin el menor de los remordimientos se estaciona, convenientemente, en el lugar reservado para embarazadas. ¿Me puede alguien explicar...?
En ese momento recordé la frase "de origen humilde" y me percaté que tiene gran cantidad de razón inmersa.
Resulta muy sencillo para alguien con éxito material perder de vista lo humano de la vida, para elevarse sobre los demás. Esas posturas las encontramos en todos lados.
Socialmente, estamos acostumbrados a que ciertas personas son, digamos, "más iguales que otras" y les permitimos y hasta aplaudimos conductas soberbias.
Otro ejemplo que vino a mi mente es el famoso accidente de la comitiva vicepresidencial que acaba de ocurrir. Saldo: dos personas hospitalizadas, incluida la vicepresidente. El tema aquí no es si la señora vicepresidente iba o no al volante, sino que ¿por qué debemos aceptar que nuestros servidores públicos tengan esas comitivas y caravanas, blindajes y armas, que se conducen "a la ofensiva" y deciden, unilateralmente, que los semáforos a ellos no les aplican "por su alto rango"?
Mujica era el presidente y anduvo siempre en su "bocho", sin tanto aspaviento. No hay "alto rango" en el servicio público. Es como pensar que el dueño de una empresa le debe rendir "culto social" a su gerente, cuando es el gerente el que le debe rendir cuentas y sujetarse a la voluntad del dueño. En el servicio público, nosotros, los de a pie, somos el dueño.

Es por ello que si bien me cae mal la expresión --pues la humildad es una virtud que la puede ejercer cualquier persona, independiente de su condición económica-- es claro que hay cierta sabiduría popular en negarle de entrada esa cualidad a los que son materialmente ricos y espiritualmente carentes de todo...





