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Miguel Ángel Gálvez: La justicia con manos limpias y corazón valiente

  • Por Soy502
25 de agosto de 2015, 16:48
El juez Miguel Ángel Gálvez justificó durante dos horas su resolución, de dejar ligada a proceso a Baldetti. (Foto: Jesús Alfonso/Soy502)

El juez Miguel Ángel Gálvez justificó durante dos horas su resolución, de dejar ligada a proceso a Baldetti. (Foto: Jesús Alfonso/Soy502)

Durante dos horas, el juez Miguel Ángel Gálvez explicó, con serenidad y paciencia, los elementos probatorios presentados por la Fiscalía en contra de la ex vicepresidenta Roxana Baldetti, que a su criterio, bastaban para fundamentar la acusación por tres delitos: asociación ilícita, cohecho pasivo y defraudación aduanera.

Sentado en su escritorio, con un cúmulo de expedientes frente a él, el juez fue sacando de las pilas de papel la evidencia más contundente. Con una paz que irradiaba de todo su proceder, pero también con un temple y un coraje ejemplares, Gálvez razonó y justificó su fallo: Baldetti quedó ligada a proceso, por todos los delitos señalados.

El juez habló frente a una sala sitiada por agentes de seguridad y colmada de periodistas que transmitían en vivo la audiencia, pero su discurso resonó con la majestad de la justicia. Era evidente que Gálvez no tenía ningún encono personal contra la acusada y sus supuestos subalternos en la estructura criminal.

Baldetti y uno de sus abogados escuchan en silencio las palabras del juez Gálvez. (Foto: Jesús Alfonso/Soy502)
Baldetti y uno de sus abogados escuchan en silencio las palabras del juez Gálvez. (Foto: Jesús Alfonso/Soy502)

Lejos de ello, la voz del juez destilaba paz, la paz de la conciencia de un servidor público que conoce la dimensión de su responsabilidad y la ejerce sin miedo y sin vacilación.

No es la primera vez que el juez Gálvez se enfrenta a un caso delicado: su trayectoria judicial está sembrada de sentencias valientes en contra de delincuentes peligrosos y ungidos de poder.

En medio de esta crisis tan profunda, que ha desnudado los niveles abismales de corrupción existentes en Guatemala, es preciso rescatar la dignidad y el heroísmo de los servidores públicos que como el juez Gálvez, cumplen con su deber a riesgo de su propia vida.

Baldetti abandona a toda prisa la sala donde se decidió que debía ser sometida a la justicia. (Foto: Jesús Alfonso/Soy502).
Baldetti abandona a toda prisa la sala donde se decidió que debía ser sometida a la justicia. (Foto: Jesús Alfonso/Soy502).

No todo está perdido en Guatemala. No todos los jueces están dispuestos a negociar, no todos usan como moneda de cambio las resoluciones ni ponen en venta a la justicia.

En el caso del Organismo Judicial, la tragedia es que los jueces como Gálvez, con experiencia, honestidad y valentía comprobadas, no están dirigiendo la Corte Suprema de Justicia. La tragedia es que hoy la Presidenta de la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia, Blanca Stalling, es una persona con una carrera sumamente cuestionada, que ha ascendido gracias a la inverosímil flexibilidad de su "cintura política", habilidad que le ha servido para negociar con grupos de interés, una funcionaria que es sospechosa de tráfico de influencias y que tiene a un hijo involucrado en graves ilícitos, lo cual compromete absolutamente su credibilidad y su ejecutoria.

No tiene ni una semana de estar de vuelta en sus labores y la magistrada Stalling ya se las ingenió para poner freno, aunque fuera por unas horas, a los asuntos de mayor interés que dilucida la Corte. Ella para eso está ahí y si permitimos que siga, los cuestionamientos a toda la Corte no harán más que subir de tono.

El juez Gálvez, en cambio, hizo con Baldetti lo que ha hecho a lo largo de su vida con otros casos: resolver conforme a Derecho.

En los últimos meses, el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, han recibido una avalancha de apoyo y solidaridad. El jefe del ente internacional, Iván Velásquez, es ovacionado de pie ahí donde aparece.

Esos aplausos los merecen los líderes de ambas instituciones, pero no debemos olvidar a sus equipos de trabajo. Los investigadores, analistas y fiscales que se han echado al hombro la tarea de demostrar que la corrupción y la impunidad no pueden florecer para siempre en nuestro país.

Lo han hecho pese a que sus esfuerzos, trabajos y penalidades suelen quedar en el anonimato, pese a las condiciones laborales vulnerables de las instituciones donde se desempeñan y pese a carecer de auténticas medidas de seguridad.

Ellos, con el juez Gálvez a la cabeza, merecen nuestra admiración, nuestra gratitud y nuestro reconocimiento absolutos. 

Como dijeron las redes #EstoApenasEmpieza, pero si avanza es gracias a esos servidores públicos que están en la primera línea de combate, enarbolando por nosotros, la espada de la Ley y de la Justicia.

 

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