El Congreso podría jugar una última carta para conseguir la permanencia de Perenco en el país, sin embargo, esto necesita una mayoría calificada para revertir el inminente veto presidencial.
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Tras 20 años de extraer petróleo en el país y producir todo el asfalto que Guatemala utiliza en sus carreteras, la empresa francesa Perenco se retirará el próximo 12 de agosto, esto debido a que no se aprobó la ampliación del contrato vigente y a la negativa del oficialismo para continuar con la operación.
Se estima que aún hay unos 10 millones de barriles en el Campo Xan, cuya ubicación en el municipio de San Andrés, Petén, es motivo de discordia, ya que el Contrato 2-85, que permite la operación, está localizado dentro del área protegida de la Laguna del Tigre. Es importante resaltar, que la explotación petrolera es anterior a esta declaración en 1989.
La historia se remonta a 1985, año en que empezó a correr el Contrato 2-85. Inicialmente, a cargo de Hispanoil y Basic Petroleum International Limited (Basic Resources), la explotación se extendió hasta 2010, cuando las operaciones pasan a manos de Perenco Guatemala Limited.
¿Qué hay en el Campo Xan?
En su apogeo, en el área se llegaron a extraer hasta unos 23 mil barriles diarios de petróleo por parte de la empresa. Hasta 2024, se habían extraído más de 144.1 millones de barriles de crudo en el campo y si se concreta el cierre en agosto próximo, la empresa habrá explotado unos 145 millones de barriles.
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Al salir del Campo Xan, el crudo es transportado por medio de un oleoducto hacia la refinería ubicada en La Libertad, para continuar su camino a la terminal de exportación ubicada en Piedras Negras, Izabal.
A partir de mayo de 2025, por razones contractuales, el campo Xan detuvo la producción de crudo, seguido de la producción de asfalto de la refinería y finalmente, el oleoducto dejo de operar a partir de junio.
Los datos del Ministerio de Energía y Minas (MEM) dan cuenta que, desde 2015 hasta mayo último, se extrajo de campo Xan al menos 24.3 millones (24,370,485.10) barriles de petróleo.
El petróleo guatemalteco es catalogado como pesado, es decir, su densidad lo hace apto para producir asfalto, producto del cual, Perenco provee el 90% por ciento que se consume en el país.
Se estima que la producción fue bajando con el pasar de los años, ya que en 2015 la producción fue de 3.1 millones (3,239,596.07) barriles, para 2020 la producción fue de 2.3 millones (2,339,206.03) de barriles y en 2023 la producción fue de 1,5 millones (1,595,949.96).
Hasta esa fecha, se estima un promedio de US$52.8 millones ($52,872,100.48) en ingresos estatales proporcionados por Perenco.
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El próximo 12 de agosto, los activos pasarán al MEM para el cierre definitivo. Se estima que el monto de reservas que quedaran bajo tierra asciende a unos mil millones de dólares.
La situación en el Congreso
Tras la entrada en vigencia del contrato, en 1985, al acercarse la fecha para que este caducara en 2010, el Congreso aprobó la Ley del Fondo para el Desarrollo Económico de la Nación (Fonpetrol) y habilitó al Ejecutivo para extender una prórroga de 15 años, misma que vence en menos de un mes.
A finales de 2022 llegó una propuesta de reforma a la Ley de Hidrocarburos, la cual permitía prorrogar el contrato 2-85 hasta que se alcance el límite económico del yacimiento.
Sin embargo, tras varios intentos, no se lograron los votos suficientes para darle vida a la propuesta de ley, esto pese a que las autoridades del MEM, alcaldes y la empresa misma, acudieron a la instancia de Jefes de Bloque para solicitar la aprobación.
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De momento, se escucha en corrillos que hay diputados que buscan alternativas para lograr la ampliación, pero cualquier decreto emitido desde el Legislativo, debe contar con la sanción o veto del Presidente de la República.
El mandatario Bernardo Arévalo ya manifestó públicamente la negativa a prorrogar el contrato, eso sí, aseguró que la empresa puede seguir operando, pero no en el área protegida.
Ante esta situación, el plan B, sería, apelar al derecho del Congreso de conseguir por mayoría calificada la reconsideración del decreto para que el veto presidencial no surta efecto, pero en el Congreso se habla de "la exigencia de sumas millonarias" por parte de algunos congresistas para conseguir ese objetivo.
Según Luis Aguirre, jefe de bloque de Cabal, están esperando una iniciativa del Ejecutivo al respecto para saber qué ocurrirá con la empresa.
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Consultado al respecto, el diputado oficialista Raúl Barrera explicó que la información que tienen hasta el momento es que "un cierre sin un proceso ordenado sería muy costoso para el Estado" y comentó que existe la posibilidad de prorrogar las operaciones petroleras para evitarle costos al Estado.
Sin embargo, indicó que esta propuesta técnica debería venir por parte del MEM y una vez que se reciba se deberá hacer la gestión en el Congreso.
El MEM ante el inminente cierre
Hasta la semana pasada, el MEM declaró, de carácter urgente, la contratación de servicios petroleros de emergencia para ejecutar el cierre, desmantelamiento de las instalaciones y el abandono del Campo Petrolero Xan por medio de un Acuerdo Ministerial.
El objetivo es contratar una empresa que preste dicho servicio.
De ser así, esto propone el final, de más de 70 años de la historia de la industria petrolera en Guatemala, que por muchos años fue un motor del desarrollo de Peten, Izabal y Alta Verapaz y de la Refinería La Libertad, que produjo todo el asfalto que Guatemala requirió para su infraestructura vial, consideran expertos.
El ministro de Energía y Minas, Víctor Hugo Ventura, señaló que el cierre técnico del Campo Petrolero Xan, es algo que debió haber comenzado el Gobierno anterior y no haberlo dejado a este, que "ya está contra el tiempo".
El funcionario consideró que fue complicado llevar la discusión del cierre del Campo Xan a un punto técnico, ya que se concentró básicamente en el aspecto económico.
Ventura explicó que con la legislación actual el cierre del campo petrolero esperaría poder cerrar todos los pozos en alrededor de tres años, mientras que la otra opción sería que el Congreso apruebe una iniciativa de ley para prorrogar la operación del campo para que se autofinancie su cierre lo cual podría tomar entre seis y ocho años.
"Se necesita un proceso responsable"
Lesly Véliz, directora ejecutiva de la Gremial de Recursos Naturales, Minas y Canteras (Grenat), comentó que el cierre del Campo Xan es un tema que requiere una mirada técnica, responsable y orientada al interés nacional, garantizando la certeza jurídica del proceso.
Agregó que el Campo Xan, operado actualmente por Perenco, ha sido históricamente una de las fuentes más relevantes de producción petrolera en el país y que su cierre marca el fin de una etapa importante en la gestión de hidrocarburos, "pero también abre una oportunidad para reflexionar con seriedad sobre el futuro y la transición energética de Guatemala y el uso estratégico de sus recursos naturales", expuso.
Concluyó en que desde Grenat consideran que "el país necesita una visión y políticas claras de largo plazo que integren, tanto la sostenibilidad ambiental, el aprovechamiento eficiente de sus recursos naturales, así como la atracción de inversiones que mantengan empleos de calidad".
