Las Ciudades Intermedias podrían convertirse en pocos años en polos de desarrollo económico, sin embargo, uno de los peligros que enfrentan es ser receptoras de grandes conglomerados de población sin estar preparadas para ello.
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En los últimos ocho años, las 10 llamadas Ciudades Intermedias localizadas en Guatemala han alcanzado una población de 6.27 millones de habitantes, lo que equivale al 36% de la población total del país, mientras que generan el 62.5% del Producto Interno Bruto.
Jorge Benavides, investigador asociado de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (FUNDESA), refirió que en el periodo mencionado la población de estos nodos poblacionales creció a un ritmo de casi 85 mil nuevos residentes cada año, mientras que su producción aumentó 17.3 puntos porcentuales en el mismo tiempo.
El dato más revelador es su PIB per cápita, que alcanzó los US$11,700 anuales, es decir, 1.75 veces más que el promedio nacional, con un ritmo de crecimiento superior al 8% anual.
Los datos anteriores confirman que además de ser puntos de concentración de poblaciones, las ciudades intermedias se convierten en motores de desarrollo económico y de acuerdo con la Política Nacional de Competitividad 2018-2032 se definen como centros urbanos especializados con zonas de influencia más reducidas que el Área Metropolitana, que funcionan como nodos o puntos de ramificación conectados por redes de infraestructura que articulan la vida productiva, social y cultural del país.
Para Benavides, uno de los principales aportes de las Ciudades Intermedias es su capacidad de desconcentrar actividades económicas que hoy se concentran en la capital. La limitación física del Área Metropolitana obliga a pensar en alternativas, y estas urbes se perfilan como lugares estratégicos para instalar industrias, manufacturas y servicios agrícolas, dejando a la capital un papel más especializado en servicios. Incluso, se sugiere que las oficinas públicas que prestan atención directa a la población se trasladen hacia ellas.
Por otro lado, el impacto en la vida cotidiana se hace evidente. Estas ciudades generan empleos, nuevas inversiones y opciones de vivienda, además de oportunidades de estudio para miles de familias. Por su tamaño, funcionan como un puente para quienes migran desde comunidades rurales antes de llegar a la capital o al extranjero.
No obstante, el analista de FUNDESA advierte que el financiamiento sigue siendo uno de los grandes retos. Hasta ahora, las municipalidades son las principales responsables de sostener proyectos de infraestructura, aunque se han dado pasos en esquemas de cooperación, como la Gran Mancomunidad del Sur o el caso de la municipalidad de Escuintla. El desafío está en consolidar mecanismos que permitan sumar capital privado y articular inversiones regionales de mayor escala.

Inversiones extraurbanas
De acuerdo con Wendy Mena, Gerente de Estrategias y Promoción de Invest Guatemala, las ciudades intermedias son clave para la estrategia de desconcentrar las inversiones del área metropolitana, puesto que su desarrollo permite promover oportunidades de inversión y generación de empleo en otras regiones. Además, la cercanía geográfica de ciudades como Escuintla y Puerto Barrios a los puertos, por ejemplo, permite pensar en desarrollar nodos estratégicos con potencial logístico e industrial.
Lo mismo pasa con otras ciudades intermedias como Retalhuleu, Mazatenango, Zacapa y Chiquimula que se ubican en los principales corredores viales del país (el eje Puerto Quetzal – Puerto Santo Tomás de Castilla; y el eje Aduana Pedro de Alvarado – Aduana Tecún Umán).
Mena refirió que, entre los principales atractivos para la inversión en estos conglomerados humanos, se menciona la disponibilidad de mano de obra joven y productiva, disponibilidad de tierra y la conectividad logística.
Guatemala ofrece un marco de incentivos fiscales y no fiscales bajo la legislación de zonas francas y ZDEEPs, regímenes que pueden ser aprovechados por las Ciudades Intermedias para atraer empresas en búsqueda de techo industrial. Otros factores importantes, además de los mencionados, son los costos energéticos competitivos y buena redundancia, así como existencia de centros de capacitación.
Mena afirmó que medidas complementarias serían que las municipalidades adoptasen reglamentos enfocados a facilitar aspectos como las licencias de construcción y otros incentivos no fiscales para ser más atractivos a las inversiones.
Benavides afirmó que el futuro de las ciudades intermedias dependerá, en buena medida, de la planificación. Si no se preparan para recibir a la creciente población, corren el riesgo de reproducir problemas urbanos como pobreza, asentamientos desordenados e inseguridad. Por eso se plantean medidas como adquirir suelo para vivienda social, diversificar los usos de suelo, fortalecer la movilidad, crear áreas verdes y fomentar la densidad urbana de forma ordenada.
Estas acciones buscan reducir vulnerabilidades frente al cambio climático y garantizar un uso sostenible de recursos como agua y energía. El objetivo es consolidar urbes inclusivas, productivas y resilientes, capaces de ofrecer calidad de vida sin repetir los desequilibrios del Área Metropolitana.
Los retos
Según Mena, el gran reto es preparar a las ciudades intermedias con servicios básicos de calidad: energía eléctrica confiable, agua, conectividad vial y digital, así como suelo industrial disponible. También debemos fortalecer la coordinación entre sector público y privado para agilizar procesos y dar certeza jurídica los inversionistas extranjeros. Es importante por ello que las municipalidades cuenten con su Plan de Ordenamiento Territorial y haya claridad en los trámites y procesos para obtener permisos y licencias municipales.
Las ciudades intermedias representan una oportunidad para democratizar la inversión y el desarrollo económico. Apostar por ellas contribuye a reducir desigualdades territoriales, atraer industrias sostenibles y construir un país más competitivo en el marco del nearshoring, afirmó Mena.ç
Al final de todo, el gran reto de las Ciudades Intermedias es consolidarse como espacios que equilibren el crecimiento económico del país, generando oportunidades más cercanas para millones de guatemaltecos.




