Un estudio reveló las cuatro formas de dormir y su relación con condiciones crónicas.
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Los hábitos de sueño, como dormir mal o poco, pueden afectar tu salud. Muchos padecimientos están relacionados a una mala calidad del sueño, como las alteraciones metabólicas como la diabetes o la obesidad, además de los problemas de salud mental.
El estudio "10-year Stability of an Insomnia Sleeper Phenotype and Its Association with Chronic Conditions" está basado en una encuesta realizada a 3 mil 683 personas. Investigadores de distintas universidades querían saber si existe una relación entre "dormir mal" y padecer enfermedades crónicas, por lo que compartieron esta encuesta a las personas en dos momentos distintos de sus vidas, separados por 10 años.
A partir de las respuestas de la encuesta, los investigadores determinaron cuatro modos o "fenotipos" al dormir. Esto basándose en regularidad de sueño, facilidad para quedarse dormido y mantenerse dormido durante toda la noche. Además, tomaron en cuenta el cansancio y si hacían siestas, si tardaban más de 30 minutos en conciliar el sueño o si dormían menos de 7 horas al día.
Fenotipos al dormir
- Buenos dormidores: Las personas que logran dormir el tiempo suficiente de forma general.
- Dormidores insomnes: No dormían bien, se sentían cansados durante el día y no lograban conciliar el sueño
- Dormidores de fin de semana: Personas más jóvenes que dormían menos entre semana y el fin de semana intentan recuperar las horas de sueño.
- Siesteros: Personas de mayor edad, hacen siestas con frecuencia y duermen bien.
Un 77% de los encuestados mantuvieron su forma de dormir durante los 10 años examinados. Las personas más estables en cuanto a su forma de dormir fueron los siesteros y los insomnes, pero el 73% de los dormidores de fin de semana pasaron a ser siesteros o insomnes durante los 10 años.
Implicaciones en la salud
El estudio identificaba que al clasificarse como dormidor insomne en uno de los dos momentos en que se compartió la encuesta, predispondría padecer entre 28 y 81% más de patologías crónicas. Sin embargo, si lo fue durante ambos puntos de la encuesta, suponía entre un 71 a 188% de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes, depresión o fragilidad.
Los siesteros también presentaban un mayor riesgo a la diabetes, cáncer y fragilidad. Y pasar de ser siestero a insomne en algún punto de los 10 años, estaba asociado con un mayor riesgo de padecer patologías crónicas.
Por otra parte, el estudio también determinaba ciertas circunstancias socioeconómicas y la relación entre los fenotipos de sueño. Según los autores del artículo, en cuanto mayor era el nivel educativo de los encuestados, menos probable era que fueran insomne.
Además, los síntomas de insomnio eran más frecuentes entre las personas desempleadas que en los trabajadores.