El Estadio Nacional de Brasilia albergó el partido que ningún equipo quiere jugar. Brasil recibió a Holanda para definir el tercer lugar del Mundial. El Scratch, que todavía no se reponía de la goleada ante Alemania, recibió un baño frío de Holanda, que abrió el marcador con un gol tempranero, tras una jugada polémica de Robben.
Holanda se puso arriba en el marcador a los 3 minutos de juego. Thiago Silva le hizo una falta a Robben al borde del área y el árbitro marcó penal. Robin Van Persie convirtió el gol batiendo a Julio Cesar con un disparo potente.
Daley Blind aumentó la ventaja al aprovechar un mal despeje de David Luiz en el corazón del área. Blind, totalmente solo, controló el balón y lo mandó al fondo de la red.
La Canarinha trató de reponerse, pero no encontró espacios ante una defensa comandada por Ron Vlaar. Los locales se fueron al descanso sumando 13 goles en contra en este Mundial, la mayor cantidad en su historia.
El segundo tiempo, Brasil atacó más pero no logró reflejarlo en el marcador. Ramires y Hulk intentaron sorprender con disparos afuera del área, pero no encontraron la portería.
Cillessen apenas tuvo trabajo, pues cuando los brasileños lograban superar a la defensa, sus disparos no llevaban puntería. Holanda defendió el marcador y aprovechó el contragolpe para marcar el tercero. Wijnaldum recibió un centro de Janmaat y venció por abajo al guardameta.
Tras un error del árbitro y otro de David Luiz, y el gol de Wijnaldum en tiempo complementario, Holanda regresa a casa invicto y con un lugar en el podio.
Brasil por su parte, firmó su peor participación en un Mundial con 14 goles en contra -algo sin precedentes para la verde amarela-, dos partidos perdidos y una goleada histórica.





