Mientras impartía cátedra de derecho aduanero, pregunté cuál era la verdadera utilidad de exigir registros sanitarios a los productos importados. Para estas líneas, extiendo la pregunta a los productos localmente producidos.
¿Compra usted algo de comer revisando si cuenta con registro sanitario? ¿Una vez lo ve en la etiqueta del producto, va al ministerio a corroborar los datos y que la formulación del producto es exactamente igual a la que obtuvo el registro? ¿Se niega usted a comprar un "shuco", unos tacos o un buen caldo en un puesto callejero o en un comedor de mercado? ¿Pide el Registro Sanitario?
Hago todas esas preguntas pues resulta que muchos de estos lugares "tradicionales" del comer chapín, no cuentan con nada de eso. Ni van a contar con nada de eso, pero siempre están recibiendo clientes. Así, el famoso comedor Rosita precede cualquier licencia o registro sanitario. La fama de su comida pesa mucho más que el número complicado de dichos registros.
La existencia de los registros y licencias puede hacernos pensar que los productos que supuestamente ampara dicho "permiso" son "sanos" o "aptos" para consumo humano.
Sin embargo, dudo de su eficiencia. Usted cruza las fronteras de Guatemala y el sistema es distinto. En el mundo civilizado, se han dado casos en los que la comida es "aprobada" por la autoridad respectiva, simplemente por razones distintas. Es el caso, por ejemplo, de los Macaroni & Cheese de una marca muy famosa, los de la cajita azul con letras amarillas. La compañía que los produce incluía en su receta para Estados Unidos colores artificiales amarillo, creo que números 3 y 5, mismos que en Europa son considerados cancerígenos. Es así que la "receta" para Europa contenía beta caroteno y otros colorantes naturales.
Lo mismo sucede con otros productos que en su lugar de fabricación tienen recetas distintas, pero el producto de "exportación" para Latinoamérica incluye ingredientes que allá serían prohibidos, pero resultan más baratos para vender. Los usan en los lugares donde las regulaciones no los prohiben.
Vuelvo a preguntar... ¿Sirven de algo las licencias y registros alimenticios y de otros productos?
Considero que sería mucho más provechoso hacer público y accesible toda la información que existe sobre los ingredientes y regular, en todo caso, que sea obligatorio incluir dichos ingredientes en las etiquetas. Así que si usted quiere comer porquería, por lo menos sepa qué hace esa porquería...
Yo mientras tanto, como con un derivado de la dieta paleo...






